Aunque Antonio Spadaro ya no es director de La Civiltá Cattolica, parece que sigue estrechamente vinculado a la revista jesuita.
Tal es así que se fue a disfrutar del viaje con el Papa Francisco por Asia y Oceanía. Ahora, ofrece en la citada revista el encuentro que mantuvo el Papa Francisco con los distintos grupos de jesuitas en los países en los que estuvo.
En su encuentro con los jesuitas de Indonesia, el Papa pidió a los suyos «que hagan ruido». «Recordad que los jesuitas deben estar en los lugares más difíciles, allí donde es menos fácil actuar», les dijo el Papa.
Preguntado por los cristianos víctimas de persecución, el Pontífice recomendó «dar testimonio con prudencia y con valentía».
El Papa y la oración: «A veces me duermo»
Francisco habló también sobre su vida interior y como hace para rezar entre tanto ajetreo. «Me levanto alrededor de las cuatro, luego a las cinco comienzo la oración: rezo el breviario y hablo con el Señor. Si la oración es un poco, digamos, “aburrida”, rezo el rosario. Luego voy al Palacio para las audiencias. Luego almuerzo y descanso un poco. A veces ante el Señor hago oración en silencio. Rezo, celebro la Eucaristía, por supuesto. Por la noche, hago un poco más de oración. Es muy importante para la oración hacer lectura espiritual: debemos hacer crecer nuestra espiritualidad con buenas lecturas», dijo el Papa al mismo tiempo que les confesó que «a veces me duermo en oración».
La fe inculturada
En otro orden de cosas, el Obispo de Roma le dijo a los jesuitas que «deben tener la capacidad de inculturar, como lo han hecho tantos misioneros en los distintos continentes. Esto implica que el jesuita predique en el lenguaje apropiado, en la forma apropiada, según los lugares y los tiempos».
En la reunión con los jesuitas en Timor Oriental, el Papa volvió a repetir que «la fe debe ser inculturada. Una fe que no crea cultura es una fe proselitista.
Dardo a jesuitas españoles
Unos de los jesuitas le preguntó al Papa sobre cuál cree que es la relación de la Compañía con la Iglesia universal. El Papa dijo bromeado que «es una relación en guerra, siempre». El Papa aprovechó la ocasión para contar la siguiente vivencia personal: «Participé en la elección del padre Kolvenbach, donde ya había un grupo de jesuitas españoles que acusaban a la Compañía de traicionar a la Iglesia. En ese momento de crisis de la Compañía de Jesús era muy importante tener un Padre General carismático. Y allí vi cómo se desarrollaban las tensiones en la Iglesia».
Duras críticas al clericalismo
Si algo les quedó claro a los jesuitas de Timor Oriental fue que el Papa detesta con todas sus fuerzas el clericalismo. Francisco confesó que «en el Vaticano hay una fuerte cultura clerical, que poco a poco estamos intentando cambiar» y no se cortó un pelo al asegurar que «el clericalismo es uno de los medios más sutiles que utiliza el diablo».
«El padre de Lubac, en las últimas páginas de su libro Meditaciones sobre la Iglesia , habla de “mundanidad espiritual”. Dice que es lo peor que le puede pasar a la Iglesia, peor incluso que el tiempo de los papas con concubinas», expuso el Pontífice.
Además, el Papa subrayó que «el clericalismo es una cultura que destruye la Iglesia. Por eso es necesario luchar contra él. La manera de combatirlo es ser pastores del pueblo».
Homilías cortas y perdonar siempre
El Papa Francisco aprovechó el intercambio de preguntas para volver a repetir que le gustan «los sacerdotes que predican durante 8 minutos y dicen todo».
Sobre la confesión, el Papa les confesó que «en 53 años de sacerdocio nunca he negado una absolución. Aunque fuera incompleta». El Santo Padre exhortó a los sacerdotes a que no conviertan el confesionario «en un consultorio psiquiátrico; no lo convirtamos en un tribunal. Si hay una pregunta que hacer, y espero que sean pocas, se hace y luego se da la absolución».
Padre Arrupe, Justicia Social y el Juicio Final
A lo largo de los tres encuentros con las provincias jesuitas, Francisco habló varias veces sobre el Padre Arrupe a quien tiene en un pedestal y que adelantó que está haciendo todo lo posible para elevarle a los altares.
Hablando sobre la Justicia social, Francisco recalcó que esta «debe tener en cuenta los tres lenguajes humanos: el lenguaje de la mente, el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos».
«Es importante la manera como el Padre Arrupe habló a los jesuitas latinoamericanos sobre el peligro de la ideología mezclada con la justicia social. El Padre Arrupe nos envió una carta pastoral muy rica sobre la justicia social. Y San Juan Pablo II también nos envió otra», añadió el Pontífice.
El Papa señaló que «en el día del juicio a ninguno de nosotros se nos preguntará: “¿Cómo te has portado? ¿Has ido a misa todos los domingos? ¿Has asistido a las reuniones? ¿Has sido obediente al provincial?”. No os estoy diciendo que seáis desobedientes, por supuesto, pero el Señor no nos preguntará esto. En cambio, nos preguntará: “Tuve hambre, ¿me diste de comer? ¿Tuve sed, ¿me diste de beber? ¿Estuve en la cárcel, me visitaste? ¿Estuve prófugo, me ayudaste?”. Esto es por lo que seremos juzgados. Y esto es lo que dice el Señor. Por eso la justicia social es una parte esencial e integral del Evangelio».
La monarquía española y la elección de Clemente XIV
Hablando sobre su programa de «gobierno» de la Iglesia el Papa contó la siguiente historia: «Me viene a la mente la historia de Clemente XIV. Me da mucha pena por su vida. Por las maniobras de la monarquía española fue elegido papa. Era un hombre bueno, pero ingenuo. Tenía un secretario llamado Bontempi, que era un canalla. Con la complicidad del embajador español consiguió que se disolviera la Compañía de Jesús. Ganganelli era un papa débil en el gobierno, manipulado por un astuto sinvergüenza como secretario. Un jesuita debe ser fuerte en lo que hace, fuerte incluso en la obediencia, y no debe dejarse manejar por nadie».
El último encuentro con jesuitas que mantuvo el Papa fue el 11 de septiembre en Singapur. Ante ellos, el Papa volvió a citar al Padre Arrupe quien les animaba a no dejar nunca la oración.
El Papa destacó que el apostolado de la oración «no es algo anticuado, ¡no! Está muy relacionado con el culto al Sagrado Corazón». Francisco anunció que el mes que viene publicará una carta sobre la devoción al Sagrado Corazón. «Se trata de una misión propiamente jesuita: la devoción al Sagrado Corazón; es algo realmente nuestro».
Francisco también habló sobre «un gran escándalo», que ocurrió en la Compañía con el famoso Decreto IV de la Congregación General XXXII. «Yo estaba en esa congregación. Sí, provocó un fuerte escándalo entre un grupo de jesuitas españoles que querían desacreditar al Padre Arrupe por haber traicionado la misión de la Compañía. Recuerdo también que el Padre Arrupe fue llamado a la Secretaría de Estado por cierta preocupación por el camino que estaba tomando la Compañía. Y él siempre fue obediente. Fue un momento muy difícil. Yo conocía esa situación directamente, porque tenía en la Provincia Argentina a un jesuita involucrado con los que resistían a la Congregación General y al Padre Arrupe. Eran grupos muy militantes».