Francisco: la evangelización española de América “faltó el respeto a los pueblos indígenas”

Francisco: la evangelización española de América “faltó el respeto a los pueblos indígenas”

El Papa ha hablado en su audiencia general de la evangelización de América, dejando claro que hubiera preferido que los apóstoles del Nuevo Mundo actuaran con la mentalidad ‘inclusiva y multicultural’ del siglo XXI.

“El Evangelio ya os había llegado antes de aquellas apariciones, pero desgraciadamente también iba acompañado de intereses mundanos”, explica el Papa, refiriéndose al milagro de la Virgen de Guadalupe. “En lugar del camino de la inculturación, se siguió con demasiada frecuencia el camino apresurado de trasplantar e imponer modelos preestablecidos, europeos por ejemplo, sin respeto por las poblaciones indígenas”.

El Evangelio se transmite a través de la inculturación local, insiste el Papa, recordando que «la Virgen de Guadalupe, en cambio, aparece vestida con las ropas de los indígenas, habla su lengua, acoge y ama la cultura del lugar: ella es Madre y cada niño encuentra un lugar». bajo su manto. En María, Dios se hizo carne y, por María, sigue encarnándose en la vida de los pueblos. De hecho, Nuestra Señora proclama a Dios en el idioma más adecuado, su lengua materna.

Sí, el Evangelio se transmite en la lengua materna. Y quisiera agradecer a tantas madres y abuelas que lo transmiten a sus hijos y nietos: la fe pasa con la vida, por eso las madres y las abuelas son las primeras heraldas. Y se comunica, como muestra María, con sencillez: Nuestra Señora elige siempre a los sencillos, en el cerro del Tepeyac en México como en Lourdes y en Fátima: hablándoles, les habla a cada uno, con un lenguaje apto para todos, comprensible. , como el de Jesús».

Y dijo de Juan Diego: “Detengámonos entonces en el testimonio de San Juan Diego, mensajero de la Virgen de Guadalupe. Era una persona humilde, un indio del pueblo: sobre él se posa la mirada de Dios, que ama hacer maravillas a través de los pequeños. Juan Diego había llegado a la fe ya adulto y casado. En diciembre de 1531 tenía unos 55 años. Mientras iba de camino, vio en un cerro a la Madre de Dios, quien con ternura lo llamó ‘mi amado hijito Juanito’.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando