El teólogo Martin M. Lintner, vetado por el Vaticano como Decano de la universidad italiana de Brixen, ha todo su silencio.
En su primera declaración tras el veto del Vaticano el teólogo moralista asegura asegura que las reacciones de los últimos días le han dejado claro «que la ira y la impotencia se abren paso por aquí de muchos colegas que se han enfrentado a problemas y obstáculos similares en el curso de su trabajo académico».
Estos problemas han sido un secreto a voces durante décadas y supusieron estrés y lesiones para los afectados «hasta el punto de que las carreras profesionales quedaron dañadas de forma permanente». «Temerosos de perder su reputación y de ser sospechosos de falta de vocación eclesiástica, muchos permanecen en silencio», argumenta el heterodoxo moralista.
La decisión del Vaticano causó falta de comprensión e irritación entre muchos creyentes, continuó Lintner. “Plantea dudas sobre el éxito de la sinodalidad”. Le duele cuando otras personas fomentan una actitud crítica hacia la Iglesia. “Quien me conoce sabe de mi sentido de pertenencia a la Iglesia y de mi lealtad constructivo-crítica al magisterio de la Iglesia”.
Lintner señala que durante su tiempo como presidente de la Sociedad Europea de Teología Católica y la Red Internacional de Sociedades de Teología Católica «enfrentó muchos de esos destinos». En conversaciones formales e informales con las autoridades vaticanas, tuvo la impresión de que los dicasterios eran conscientes del problema y reconocían la necesidad de revisar el procedimiento y llevarlo a cabo de manera transparente y justa. “Deseo y espero que mi caso contribuya a construir una relación constructiva de confianza y diálogo entre el magisterio y la teología académica, entre los dicasterios y las asociaciones teológicas, las facultades y las universidades”, dice el teólogo moral.
Lintner agradeció expresamente al obispo de Bozen-Brixen, Ivo Muser, que accedió a su petición de no presentar recurso contra la decisión vaticana. «Es importante para mí no someter a mi universidad ni a mí mismo a un proceso potencialmente largo y angustioso». Respecto a la ola de declaraciones de solidaridad que le ha llegado en los últimos días, Lintner dijo que le han venido bien porque la decisión vaticana también le ha sorprendido y afectado. «El aliento de una amplia variedad de campos confirma mis esfuerzos como teólogo para asumir también una función de puente entre la iglesia y la sociedad y para seguir una teología relevante para la vida y sensible al sufrimiento».