En su habitual magisterio ‘in aereo’, de vuelta de Hungría, el Papa informó de una ‘misión secreta’ de mediación para la paz en Ucrania. Tan secreta, de hecho, que ni en Moscú, Kiev o Budapest saben una palabra de ella.
“Puedes imaginarte que en esta reunión no solo hablamos de Caperucita Roja, hablamos de todas estas cosas”, responde en el vuelo de vuelta Francisco, a una pregunta sobre la posibilidad de una mediación vaticana para la paz en Ucrania. “Hablamos de esto porque a todos les interesa el camino de la paz. Estoy dispuesto, estoy dispuesto, para hacer lo que sea necesario Incluso ahora hay una misión en marcha, pero aún no es pública, veamos… Cuando sea pública, hablaré sobre eso”.
Quizá parezca un tanto desconcertante hablar de una misión al tiempo que se la clasifica de “secreta”, no parece la cosa más discreta del mundo por parte del Pontífice. Pero, si existe, realmente el secreto se mantiene, porque ninguna de las partes parece saber una palabra de ella.
En Kiev dicen no saber nada. “El presidente Zelensky no ha aceptado tales discusiones en nombre de Ucrania”, ha declarado tajante a CNN un alto funcionario de la oficina presidencial ucraniana. “Si hay conversaciones, están ocurriendo sin nuestro conocimiento o bendición”
Y al ‘niet’ ucraniano se sumó inmediatamente después el de la otra parte, los rusos. Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, que Moscú no está al tanto de la misión de paz del Vaticano. «No, no sabemos nada», ha declarado en rueda de prensa.
¿Quizá el metropólita Hilarión, con quien se reunió el Papa en Budapest? Tampoco. El nuevo metropólita de Hungría, durante 13 años jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, ha grabado un vídeo de ocho minutos donde declara: «Han aparecido insinuaciones en la prensa según las cuales me habría reunido con el Papa Francisco para darle información con el fin de llegar a algunos acuerdos secretos o para otros fines políticos. Respondo para los interesados: no hubo nada sobre las relaciones bilaterales entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Rusa. No se discutió ningún tema político. El El encuentro fue de carácter personal entre dos viejos amigos «.
Ni siquiera sus anfitriones húngaros tienen la menor noción de la supuesta misión. “Entre el primer ministro y el Papa no se discutió ningún plan de paz en Ucrania”, apostillan desde Budapest. «No hubo intención de reemplazar o entorpecer lo que está en marcha en los canales diplomáticos de todo el mundo. Tanto Kiev como Moscú saben que la mesa de negociación podría llegar a ser relativamente pronto, pero por ahora, lamentablemente, es una prioridad para el compromiso militar de ambas partes en para sentarse y hablar desde posiciones fuertes y claras sobre el terreno. Ahora la cuestión política de fondo es qué pedirá Pekín a los rusos y qué aceptará Moscú. Y lo mismo ocurre con Ucrania».
Estamos deseando que llegue el momento, anunciado por el Pontífice, en el que al fin se nos pueda contar esta secretísima misión.