El ‘sostituto’ de la Secretaría de Estado -su ‘número dos’-, arzobispo Edgar Peña Parra, admite haber solicitado a la policía del Vaticano que espiara al director del banco principal del Vaticano.
Peña Parra comparecía como testigo ante un tribunal vaticano cuando confesó ante los jueces que había ordenado el espionaje electrónico no autorizado del teléfono del director general del IOR, el banco del Vaticano, Gianfranco Mammì, que había rechazó una solicitud de préstamo de la oficina de Peña Parra, informa el portal de noticias The Pillar.
La admisión de Peña Parra plantea dudas sobre el funcionamiento del estado de derecho en los niveles más altos de la curia y la responsabilidad de las fuerzas del orden del Vaticano.
El sustituto confirmó el testimonio previo de exfuncionarios de la Secretaría de Estado, en el sentido de que Peña Parra había ordenado una investigación de Gianfranco Mammì en represalia por el rechazo del banco a una solicitud de un crédito por 150 millones de euros, destinados a refinanciar la ya infame inversión en una propiedad en Londres.
El arzobispo también confirmó que contrató a un ex oficial de inteligencia italiano para poner bajo vigilancia al banquero. En 2019 el arzobispo había pedido «informalmente» al jefe de la gendarmería del Vaticano que investigara y «vigilara» al director del IOR, porque le preocupaba que Mammì estuviera trabajando con Gianluigi Torzi, el empresario designado por la Secretaría de Estado Parra para traspasar la propiedad del inmueble de Sloane Avenue, acusado de extorsionar al Vaticano por el control del edificio.
“¡Lo hice, y si fuera necesario lo volvería a hacer!” dijo el arzobispo a los jueces.