La policía de Los Ángeles ha confirmado la detención de un hombre como principal sospechoso del asesinato de David O’Connell, obispo auxiliar de Los Ángeles.
El hombre arrestado por matar al obispo auxiliar David O’Connell era el esposo del ama de llaves del obispo, dijo el alguacil Robert Luna en una rueda de prensa el lunes por la tarde. El alguacil Luna anunció que el sospechoso del asesinato, Carlos Medina de Torrance, California, fue arrestado el lunes por la mañana. Medina, de 65 años, es el esposo del ama de llaves de O’Connell, dijo Luna, y él mismo había trabajado en la casa del obispo.
En sus comentarios, el alguacil dijo que un diácono había ido a la casa del obispo el sábado por la mañana para ver cómo estaba O’Connell después de que el obispo se ausentara de una reunión. El diácono descubrió que O’Connell no respiraba y llamó al 911.
Cuando la policía y los médicos llegaron a la casa del obispo, descubrieron que O’Connell había sufrido «al menos» una herida de bala «en la parte superior del torso, mientras se encontraba en el dormitorio de su residencia».
Sin embargo, los forenses no determinaron que la causa de la muerte de O’Connell fuera homicidio hasta el domingo por la mañana. Luna no explicó por qué tardó casi 24 horas en tomar esa determinación.
Luna dijo que Medina, de 61 años y presunto autor del ataque, fue arrestado después de que las imágenes de vigilancia mostraran que un automóvil conducido por su esposa apareció brevemente en la entrada de la casa del obispo el sábado por la mañana. Según medios locales, el detenido habría insinuado que el obispo auxiliar le debía dinero, por lo que el móvil del asesinato podría ser un tema económico.
Al conocerse la noticia de la detención del sospechoso el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, declaró que «por su amor a Dios, sirvió a esta ciudad por más de cuarenta años, como inmigrante de Irlanda. Y diría que entre las muchas cosas que admiré en él en su vida y ministerio fue que hablaba español con fluidez con acento irlandés».
«Todos los días trabajó para mostrar compasión por los pobres, las personas sin hogar, los inmigrantes y todos los que viven en los márgenes de la sociedad. Era un buen sacerdote y un buen obispo, y un hombre de paz. Y estamos muy tristes de perderlo», agregó el ex presidente de los obispos estadounidenses.
El arzobispo afirmó estar «muy agradecido con el alguacil Luna y su equipo de investigación por su arduo trabajo para detener a un sospechoso. Por eso, en nombre de toda la comunidad católica, queremos expresar nuestro agradecimiento a la Oficina del Sheriff, por su profesionalismo y sensibilidad en lo que es un momento triste y doloroso para todos nosotros».