Osoro organiza una visita al Archivo Secreto de la diócesis de Madrid

Osoro organiza una visita al Archivo Secreto de la diócesis de Madrid

La Comunidad de Lanceros ha leído y comentado con fruición la entrevista que el abogado Javier Cremades concedió hace unos días a Europa Press. No hay entrevista a Cremades, conocido ya en los ambientes eclesiástico como “El salvador”, que no tenga desperdicio. 

Durante la entrevista, el letrado dueño del despacho que lleva su nombre, dice sobre la investigación que le encargó la Conferencia Episcopal que han encontrado una “enorme colaboración” por parte de la Iglesia y un “deseo verdadero” de abrir los archivos. 

Y añade el teletipo de la agencia: “En este sentido, Cremades ha avanzado que está programando una visita al archivo secreto de la Archidiócesis de Madrid, encabezada por el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Carlos Osoro”.

La Comunidad de Lanceros considera que esta visita al archivo secreto de la Archidiócesis de Madrid, que Osoro está organizando para Cremades y los suyos, va a ser crucial para la lucha contra la pederastia clerical en España. Será lo más relevante que se ha hecho hasta el presente. Por fin, un obispo abre el Archivo Secreto de una diócesis para que se sepa la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de la pederastia en España.

Sin entrar en consideraciones canónicas, se supone que el Archivo secreto o Archivo reservado, si es que existe como tal, contiene los grandes misterios nunca aclarados de una diócesis. Imagínense lo que puede descubrirse en el de Madrid: las razones de por qué asesinaron al primer arzobispo, el documento que explique por qué don Casimiro Morcillo no fue cardenal, las actas de los encuentros de Tarancón con Carrillo, las relaciones de Suquía con la ETA para mediar por los curas batasunos o las cartas de Rouco dirigidas a Fraga para pedir ayuda económica de la Xunta.  

En la Comunidad de Lanceros aún no nos explicamos cómo el resto de los obispos españoles no le han abierto a Cremades los Archivos Secretos de sus diócesis para que este despacho, que trabaja por el módico precio de los costes, pero que no pierde oportunidad de conceder entrevistas autobombo a cuenta de la pederastia, aclare todo lo que ha ocurrido en la historia reciente de la Iglesia.

Algún miembro de la Comunidad de Lanceros, con particular sensibilidad y estilo para la ficción, se ha imaginado cómo será la visita que Osoro organice en el Archivo Secreto de Madrid. 

Osoro abrirá la puerta secreta con la llave que se guarda en la caja fuerte del obispado. Una caja en la que ahora solo hay créditos. A su lado estará el Vicario especialista en casos complicados, es decir, Josito. 

La estancia del Archivo Secreto será parecido a la caja seguridad del Banco de España. Después de varias vueltas a la llave, un chirrido anuncia que el paraíso de los secretos se ha abierto. Estanterías de metal con carpetas de un color verde corroído por el tiempo. Los grandes secretos de la archidiócesis madrileña duermen el sueño de los justos. 

Osoro, con guantes de látex, tan profiláctico siempre, ante la mirad atónita de Cremades y los suyos, irá directo a la sección “Abusos sexuales del clero”. Cogerá una carpeta con lacre de un sello que no se puede identificar. Con su característica habilidad para los juegos de manos, romperá el sello y abrirá la caja de los grandes secretos de la pederastia.   

Al meter la mano para sacar su contenido, se encontrará con un portafolios color amarillo. En la cara principal, un título grabado que dice “Sub Secreto Pontificio. Caso Fundaciones”. 

Un suspiro cercano al gemido. Osoro mirará para los lados, entre atónito y asustado. La trasparencia, su colaboración sin límites legales y morales en la lucha contra la pederastia, le ha jugado una mala pasada. 

  ¿Qué avispado colaborador quiso guardar los papeles del caso de las Fundaciones pero se equivocó la capeta? La visita tendrá que aplazarse hasta nuevo aviso. 

Diego Lanzas

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