¿Cisma de la FSSPX? Burke despistado

El Cardenal Burke anda despistado. Cree que los lefebvristas están en cisma con la Iglesia católica. Esa opinión implica una crítica indirecta a los últimos tres Papas, que han levantado las excomuniones a los obispos cismáticos chinos, que dejan de ser cismáticos desde el momento que recuperan la comunión con el Papa. Han terminado con el cisma, porque el delito de cisma conlleva excomunión.
En opinión del Gran Inquisidor, no es posible decir que el fenómeno pastoral FSSPX es un cisma en este momento.
Eso implicaría acusar al Papa de otorgar a ministros cismáticos facultades para absolver válida y lícitamente a cualquier fiel; para dar la comunión y para asistir al matrimonio (válido y lícito); es decir, algo que no se concede ni siquiera en casos de necesitad a los ministros realmente cismáticos (ejemplo: ortodoxos, que pueden dar la comunión y absolver a los católicos en caso de necesidad). Además, la excomunión es una pena que no puede levantarse respecto de un solo delito: o se está excomulgado o no se lo está. Si se levanta la excomunión a los obispos chinos o a los lefebvrianos, ya están en comunión con la Iglesia católica, y los fieles pueden acudir a ellos válida y lícitamente, como ha dicho el mismo Papa Francisco.
¿Actuaron bien Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco, al seguir este camino? Lo juzgará el Señor, pero a los fieles no nos cabe duda de que actuaron dentro de su potestad de atar y desatar. La irregularidad canónica consiste en que no tienen la organización canónica adecuada y en que teóricamente siguen suspendidos «a divinis», excepto que ya no lo están en los aspectos del ejercicio del ministerio en que han sido expresamente ya autorizados: decir misa, confesar, casar… (incluso entiendo que les hand dado desde Roma la facultad de ordenar sacerdotes lícitamente, aunque se ha hecho sin escándalo).
La confesión es lo más revalador de la situación: un sacerdote no puede dar la absolución válida (si la da, no vale) a quien no esté arrepentido de todos sus pecados graves y tenga propósito de enmendarse; pero el Papa los ha autorizado a darla a quienes están en la FSSPX (incluyendo a los mismos sacerdotes de ella) y a los otros fieles que a ellos acuden; ergo, acudir a ella y pertenecer a ella, y administrar los sacramentos en ella, no puede ser pecado. En mi opinión, la irregularidad, la suspensión «a divinis», ha sido reducida al mínimo poco a poco. Ahora esa irregularidad no es más que un residuo de tipo organizativo.
Agradeceríamos comentarios más serios de teólogos y canonistas, porque los de esta oficina están en un Simposio largo sobre «Amoris laetitia». No acaba nunca, por más que les mando faxes para que retornen.

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