Mi controversia con Alejandro Bermudez y la comunión a los divorciados.

Mi controversia con Alejandro Bermudez y la comunión a los divorciados.

alejandro bermudez Últimamente ha habido mucha polémica acerca de las malas maneras del conocido presentador de EWTN, Alejandro Bermúdez. Vaya por delante que, a pesar de que me trató de forma irrespetuosa, no siento desafección por él. Sólo me hizo ser consciente de sus fallos y me dejó un regusto amargo. Eso sí, nadie es perfecto (lo que no nos exonera de nuestro deber de luchar por nuestra santidad) y además le estoy enormemente agradecido por las muchas cosas que ha hecho por el catolicismo. Lo que realmente me preocupa es que guarde la doctrina, claro está. Mi desavenencia se produjo precisamente sobre el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar… ¡¡pero en tiempos de Benedicto XVI, y a propósito del cardenal Cañizares!!! Aciprensa, portal del que es director el Sr Bermudez, publicó que este obispo aprobaba la comunión a los divorciados. Extrañado leí el artículo y mucho más abajo comprobé que en realidad Cañizares hablaba de comunión espiritual. No es que el titular fuese algo confuso, cosa que hasta en las mejores familias informativas ocurre, sino que el titular venía a significar casi lo contrario de lo que abajo se explicaba. Y ahí estaba el problema. Escribí a Alejandro Bermudez, le felicité por su labor, y con mucha educación le dije que sería oportuno cambiar el titular de la noticia para que todos los que lean sólamente eso no den por sentado que este obispo apoya la comunión de los divorciados. Me contestó altaneramente. Yo, con educación aunque con firmeza, le repliqué que ese título, bien confundiría a los fieles sobre la doctrina, bien constituía en la práctica una injuria contra Cañizares. También le dije que no todos los que visitan un portal de noticias leen todo el contenido, sino que se quedan en los títulos y sólo ojean aquello que les interesa. Su respuesta vino acompañada de algún que otro insulto. Le respondí que allá él, que yo no le escribía para pelear sino para cumplir con mi deber moral, y que ahora en sus manos quedaba su parte. Esta anécdota, entre otras cosas, me lleva a una conclusión. Es legítimo para todos, incluido para Alejandro Bermudez, defender la fe si hace falta con palabras gruesas, igual que lo hicieron Jesús, San Juan Bautista y San Pablo. Pero también creo que es necesario el equilibrio, saber cuando son necesarias unas formas y cuando son necesarias otras, más cuando te confrontan no para atacar la Fe sino para defenderla, y lo más importante, que se debe proceder con rectitud, sobre todo a la hora de dar este tipo de noticias. Uno se puede equivocar, pero si te señalan el fallo y eres consciente de la metedura de pata, hay que poner remedio. ¿Más conclusiones? Pues sí. Que vaya por delante mi disculpa hacia aquellos con los que alguna vez no he actuado tal como aquí defiendo. Y las doy de corazón.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando