En cuidados intensivos a causa de un ictus que sufrió ayer. Que si siempre son preocupantes con 90 años lo son todavía más.
Setién fue un obispo nefasto para su diócesis, para la Iglesia vasca y para la de España. No hubo es sus días, de tan malos obispos, uno peor. Se dieron cuenta en el mismo Vaticano y le obligaron a renunciar el 13 de enero de 2000, con 71 años, alegando motivos de salud absolutamente inexistentes.
Se ganó el odio de la inmensa mayoría de los españoles que vivían fuera de las Vascongadas y de buena parte de los que vivían en ellas por su simpatía con los etarras y su desprecio a las víctimas. Y se irá con el absoluto triple fracaso de su vida; la ETA de sus amores terminó en la cárcel con duras condenas, la diócesis quedó arrasada y la mayoría de la escasa minoría que todavía pisa la Iglesia es españolista y los etarras y sus simpatizantes de hoy, que bien que utilizaron a la Iglesia en su momento, hoy son todos radicalmente contrarios a ella. ¡Vaya éxito el del obispo!
Pienso que fue una auténtica desgracia eclesial y además mala persona pero en estos momentos yo le he encomendado a la misericordia de Dios.