El cardenal estadounidense Raymond Burke, pronunció la homilía el pasado sábado en la Misa tradicional celebrada en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin.
La homilía del purpurado versó sobre la Virgen de Guadalupe. El cardenal Burke subrayó que «la Sagrada Liturgia es la expresión más alta y plena del sublime misterio que nos disponemos a celebrar en Navidad: el Misterio de la Fe, el Misterio de la Encarnación Redentora».
«Ella acompañó a Nuestro Señor como Su primera y mejor discípula durante todo Su ministerio público. Ella estuvo a Su lado durante Su cruel Pasión y Muerte, y, como Su corazón divino y humano fue traspasado por la lanza del soldado romano, después de haber muerto, así también su Inmaculado Corazón fue traspasado místicamente», manifestó el cardenal.
Además, recordó que «la Virgen Madre de Dios no deja nunca de ser el instrumento escogido, el canal purísimo por el que llega a nosotros la gracia de nuestra salvación, la gracia de Cristo que es la efusión del Espíritu Santo desde su Corazón traspasado gloriosamente hasta nuestros corazones».
Evitar caer en cisma a pesar de la difícil situación de la Iglesia
El cardenal Raymond Burke no dejó pasar la oportunidad de incidir en que «en el tiempo más turbulento que estamos viviendo en la Iglesia, nuestra única esperanza está en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Inmaculado Corazón de María».
«La confusión, el error y la división que se multiplican diariamente en la Iglesia nos hacen temer, sentirnos abandonados y traicionados, enfadarnos e incluso considerar abandonar a Cristo en la Cruz. Lamentablemente, en la Iglesia de hoy se habla cada vez más de cisma, de una división radical en la Iglesia, como resultado inevitable de la confusión y la división indisciplinadas», lamentó el cardenal.
No obstante, advirtió de que «el cisma nunca está justificado. El cisma nunca es la voluntad de Dios para nosotros. Nunca estamos justificados en abandonar a Cristo en su santa Iglesia». El cardenal Burke señaló que «no importa lo que se nos pida sufrir, debemos permanecer con Él, incluso si los que ocupan las posiciones más altas de autoridad en la Iglesia lo abandonan, cometen el grave crimen de apostasía de la fe católica».
Burke aprovechó para pedir a la Virgen de Guadalupe que interceda por la Iglesia y todos sus miembros para que «seamos protegidos de los ataques desde dentro de su cuerpo, y para que la sana doctrina y la recta disciplina sean restauradas en la Iglesia para la salvación de innumerables almas».