Mientras la Conferencia Episcopal sigue guardando silencio sobre Fiducia supplicans, poco a poco todas las Conferencias Episcopales van tomando posición.
La última en pronunciarse ha sido la eslovaca. En el comunicado difundido en la página web de los obispos de Eslovaquia, fijan criterio sobre Fiducia supplicans que «permite a los sacerdotes, en determinadas circunstancias bien definidas, conferir bendiciones pastorales (es decir, no litúrgicas ni sacramentales) a personas que forman parejas irreligiosas».
«Dada la visión teológica y bíblica de la dignidad humana, está claro que una persona que es preciosa para Dios no puede dejar de serlo también para la Iglesia. La Iglesia desea llevar a todos a la realización del fin último de la salvación», remarcan los obispos de Eslovaquia.
Ellos defienden que «el documento Fiducia supplicans deja claro que «son inadmisibles ritos y oraciones que puedan inducir a confusión entre lo que es un rasgo constitutivo del matrimonio como ‘unión exclusiva, estable e indisoluble entre un hombre y una mujer, naturalmente abierta a la procreación de los hijos’ y lo que es contrario a él. Esta convicción se basa en la doctrina católica perdurable del matrimonio. Sólo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, propio y plenamente humano. La enseñanza de la Iglesia sobre este punto permanece firme» (FS 4).
Así pues, para evitar cualquier malentendido en la aplicación de este documento, puesto que «la bendición exige que lo que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios expresada en la enseñanza de la Iglesia» (FS 9), los obispos eslovacos han dado varias orientaciones pastorales.
Como punto de partida, remarcan que «procurar la salvación de toda persona es el fin y la misión de la Iglesia y de sus bendiciones pastorales».
En ese sentido, explican que «cuando una bendición es solicitada por personas que viven en uniones irregulares, el sacerdote puede concederla sólo después de haber informado verazmente a los solicitantes sobre el verdadero significado y propósito de esta bendición, que es pedir por la paz, la salud y otras cosas buenas, y al mismo tiempo por la liberación de todo lo que en la vida de la persona es contrario al Evangelio, así como por el fortalecimiento para vivir según la voluntad de Dios«.
Los obispos eslovacos dejan la pelota en el tejado de los propios sacerdotes tras «discernir y en la responsabilidad ante Dios, confiere tal bendición a los individuos para evitar incluso la impresión de que se trata de aprobar, legalizar o colocar una unión irregular al nivel de un matrimonio sacramental».
Insisten en la nota difundida en que «la bendición pastoral a la que se refiere el documento no es litúrgica ni sacramental, por lo que no puede conferirse en el contexto de un rito litúrgico, ni con ornamentos litúrgicos, ni «en un lugar importante de un edificio sagrado o ante un altar».
Además, subrayan que «la bendición pastoral ha de ser muy breve, sencilla, sin ceremonia aprobada, en forma de una simple oración que termina con la señal de la cruz sobre cada una de las dos personas».
Como novedad, la Conferencia Episcopal de Eslovaquia defiende que «si el sacerdote no encuentra comprensión y aceptación por parte de los peticionarios del sentido anterior de la bendición, que no les conceda la bendición, pero que los incluya paciente y paternalmente en sus oraciones».
«La Conferencia Episcopal de Eslovaquia expresa la esperanza de que la actitud abierta y misericordiosa de la Iglesia ante los desafíos actuales ayude a muchas personas a reflexionar más profundamente y a decidirse a dar un nuevo paso en el camino evangélico de la vida», concluye la nota del episcopado eslovaco.