El defenestrado cardenal Angello Becciu, inmerso en un proceso penal por la compraventa irregular de un edificio en Londres, ha anunciado que el Papa le ha llamado para participar en el inminente consistorio y que eso supone su rehabilitación. La Santa Sede parece negar este último extremo en una nota.
«El Papa me llamó para decirme que seré reinstalado en mis funciones cardinales y pedirme que participe en una reunión con todos los cardenales que se celebrará en los próximos días en Roma», declaró el atribulado Becciu durante una Misa privada.
Becciu, antaño uno de los hombres de confianza del Papa, fue sumaria y fulminantemente destituido de su cargo al frente del Dicasterio para las Causas de los Santos y privado de sus derechos cardenalicios por Francisco, presuntamente a raíz de las informaciones que le vinculaban a una oscura compraventa con los dineros de la Iglesia.
En estos momentos, el antaño poderoso cardenal está inmerso en un juicio sobre el asunto cuyos vericuetos ha venido relatando aquí nuestro impagable Specola, pero el propio Becciu ha interpretado la reciente llamada del Papa para participar en el consistorio de la próxima semana como una tácita rehabilitación.
No necesariamente. Una nota oficial de la Santa Sede ha reaccionado a las declaraciones de Becciu recordando que “los derechos del Cardenalato no se refieren a la participación en la vida de la Iglesia; los cristianos están llamados a tomar parte, según el propio estado: en el caso de los cardenales esto puede incluir la invitación —a veces personal— a participar en algunas reuniones reservadas a ellos”.