El Papa Francisco aprovechó el IV Domingo de Pascua, el del Buen Pastor para comentar los tres verbos claves de ese pasaje del Evangelio: escuchar, conocer, seguir.
En primer lugar, las ovejas escuchan la voz del pastor. «La iniciativa siempre viene del Señor; todo parte de su gracia: es él quien nos llama a la comunión con Él. Pero esta comunión nace si nos abrimos a la escucha; si permanecemos sordos no puede darnos esta comunión. Abrirse a la escucha porque escuchar significa disponibilidad, significa docilidad, significa tiempo dedicado al diálogo», afirma Francisco.
El Papa lamentó que en estos días, «nos abruman las palabras, la prisa de tener que decir siempre algo, le tenemos miedo al silencio. ¡Qué difícil es escucharte a ti mismo! Escuchándonos hasta el final, que el otro se exprese, que se escuchen en la familia, que se escuchen en la escuela, que se escuchen en el trabajo, ¡Y hasta en la Iglesia! Pero para el Señor ante todo es necesario escuchar».
El Pontífice invitó a los fieles a preguntarse «si somos hijos de la escucha, si encontramos tiempo para la Palabra de Dios, si damos espacio y atención a nuestros hermanos y hermanas. Si sabemos escuchar hasta que el otro pueda expresarse hasta el final, sin cortar su discurso». «Quien escucha a los demás también sabe escuchar al Señor, y viceversa. Y experimenta algo muy hermoso, a saber, que el mismo Señor escucha: nos escucha cuando le rezamos, cuando confiamos en él, cuando le invocamos», dijo Francisco.
El segundo verbo que comenta el Papa es que «Él nos conoce. He aquí el segundo verbo, que concierne al buen pastor: Él conoce a sus ovejas, pero eso no sólo significa que sabe mucho de nosotros: conocer en el sentido bíblico también significa amar. Significa que el Señor, mientras nos “lee por dentro”, nos ama, no nos condena».
Francisco añade que «si lo escuchamos, descubrimos esto, que el Señor nos ama. La manera de descubrir el amor del Señor es escuchándolo. Entonces la relación con él ya no será impersonal, fría o fachada. Jesús busca una cálida amistad, una confianza, una intimidad. Él quiere darnos un conocimiento nuevo y maravilloso: el de saber que siempre somos amados por él y por lo tanto nunca dejados solos a nosotros mismos».
Volvió a preguntar a los fieles congregados en San Pedro «¿Me dejo conocer por el Señor? ¿Le hago lugar en mi vida, le aporto lo que vivo? Y, después de tantas veces en las que he experimentado su cercanía, su compasión, su ternura, ¿qué idea tengo del Señor? El Señor está cerca, el Señor es un buen pastor».
Por último, el tercer verbo: «las ovejas que escuchan y se descubren siguen : escuchan, se sienten conocidas por el Señor y siguen al Señor, que es su pastor. Y quien sigue a Cristo, ¿qué hace? Va donde Él va, por el mismo camino, en la misma dirección. Va a buscar a los que están perdidos, se interesa por los que están lejos, se toma en serio la situación de los que sufren, sabe llorar con los que lloran, tiende la mano a su vecino, lo pone sobre sus hombros».
A los fieles les pidió que hicieran la siguiente reflexión: «¿Y yo? ¿Solo me dejo amar por Jesús y de dejarme amar paso a amarlo, a imitarlo? Que la Virgen Santa nos ayude a escuchar a Cristo para conocerlo cada vez más y seguirlo por el camino del servicio. Escucha, conócelo y síguelo».
Palabras después del Regina Coeli
Tras el rezo de la oración mariana, el Papa hizo referencia a la nueva beatificada en Perú, María Agostina Rivas López, conocida como Aguchita, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, asesinada por odio a la fe en 1990. «Esta heroica misionera, aun sabiendo arriesgando su vida, se mantuvo siempre cerca de los pobres, especialmente de las mujeres indígenas y campesinas, dando testimonio del Evangelio de justicia y paz. Que su ejemplo suscite en todos el deseo de servir a Cristo con fidelidad y valentía. Un aplauso para el nuevo Beato», dijo Francisco.
Oración por las vocaciones
Ayer domingo, se celebró la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones , que tiene como tema «Llamados a construir la familia humana». El Santo Padre afirmó que «este es el día en que todos nos sentimos, bautizados, llamados a seguir a Jesús, a decirle sí, a imitarlo para descubrir la alegría de dar vida, de servir al Evangelio con alegría y entusiasmo. En este contexto, deseo expresar mis buenos deseos a los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma, que han sido ordenados esta mañana en la basílica de San Juan de Letrán».
Referencia a Ucrania
Como es habitual, el Papa Francisco mencionó de nuevo la guerra que sacude a Ucrania. «Precisamente a esta hora, numerosos fieles se reúnen en torno a la venerada Imagen de María en el Santuario de Pompeya, para dirigir la súplica que brotaba del corazón del Beato Bartolo Longo. Espiritualmente arrodillado ante la Virgen, le encomiendo el ardiente deseo de paz de tantos pueblos que en diversas partes del mundo sufren la insensata tragedia de la guerra. A la Santísima Virgen presento en particular los sufrimientos y las lágrimas del pueblo ucraniano. Ante la locura de la guerra, por favor continúen rezando el Rosario por la paz todos los días. Y oremos por los líderes de las naciones, para que no pierdan “el olfato del pueblo”, que quiere la paz y sabe muy bien que las armas nunca la llevan, jamás», sentenció el Papa.
El Sucesor de Pedro también pidió oraciones por las víctimas de la explosión que tuvo lugar en un gran hotel de la capital de Cuba, La Habana. «Que Cristo Resucitado los guíe a la casa del Padre y dé consuelo a sus familias».
En muchos países, se celebró ayer el Día de la Madre. «Recordamos con cariño a nuestras madres – un aplauso a las madres – incluso a las que ya no están aquí abajo, pero viven en nuestros corazones. Para todas las madres es nuestra oración, nuestro cariño, nuestro deseo», subrayó el Papa, quien finalizó su intervención pidiendo, como hace habitualmente, oraciones por él.