He estado dos veces en mi ya larga vida en Torreciudad. Ninguna por devoción. Ambas con mi mujer. La primera por pura curiosidad de ambos. Nos pareció muy bello el lugar, con el Pirineo coronado de nieve al fondo, y muy notable el templo que el Opus había levantado. La segunda por pasar cerca de allí. En ambas, mucho más entusiasmo por Roda de Isábena pero creciente aprecio por el santuario del Opus Dei. Que nos parece una obra católica importante.Y siguiendo sin tener, mi mujer y yo, relaciones con la institución.
No conocimos personalmente a las grandes figuras: Escrivá, del Portillo, Fuenmayor… A sacerdotes del Opus no he conocido casi a ninguno. Lo que parece indicar escaso interés de ellos por mí y de mí por ellos. Y el desconocimiento lleva a la escasa admiración. Aunque sepa de la buena actuación de no pocos con su gente y con más. De oídas. Con conocimiento personal apenas tengo por un patanegra sacerdotal notabilísima admiración muchas veces manifestada.
Numerarios he conocido a poquísimos, Tal vez sobren los dedos de una mano para contarlos. No debería ser yo persona interesante. Seguramente con acierto por su parte.
Supernumerarios a bastantes más. Buenas personas, buenos católicos, buenos amigos, Con anteojeras algunos pero que conmigo se las quitaban hasta sentirnos unidos en el mismo combate. Que el de la Iglesia superaba al del Opus Dei.
Ellos y los sacerdotes de la Santa Cruz me parecen óptimos. Con alguna excepción inevitable.
Pues desde estos presupuestos la obispada de Torreciudad me parece impresentable. Y hasta suicida para la diócesis de Barbastro-Monzón. Espero que el espía vaticano informe bien de aquella metedura de pata episcopal. Torreciudad es un sinsentido sin el Opus Dei. Cierto que el cat0licismo español no se va a hundir sin su existencia. Vivió muchos siglos sin él. Pero, tal cual es, no puede existir sin el Opus. Y el obispado no precisa para su supervivencia a Pérez Poeyo.
Pues el Vaticano verá.Que eso es cosa suya.