De momento, en España, muy escasos. Un sacerdote de la prelatura, presunto, y un laico, no sé si numerario o supernumerario, es posible que sólo personal contratado, profesor de un colegio. Para lo que estamos viendo bastante escaso. Aunque lamentable.
Ambos, cura y laico, están dando mucho juego en los medios a todos los que odian, en ocasiones de modo enfermizo, al Opus Dei.
Del laico, la apelación dirá lo que diga, cualquiera que sea su fallo no compromete, salvo en comprometidos antiOpus, a la entidad, prelatura, movimiento o lo que sea. Y si ahora viene un bobo a decirme que tengo obligación de saber lo que es exactamente el Opus Dei, que igual hay miembros del mismo que no lo saben, pues puede considerarse ya mandado a hacer puñetas.
No estoy diciendo que el Opus es absolutamente ajeno a conductas de los más o menos suyos. Ya sé que es algo menos pero tampoco se puede atacar al Real Madrid si un forofo, socio además, atraca un Banco o viola a una octogenaria. Perdón, a una octogenaria o un octogenario. Que igual no amplías el espectro y hay algún gilipollas que te denuncia.
Dicho esto creo que también debo decir que me parece equivocada la actitud del Opus Dei, según ellos debería decir la Obra pero digo lo que me da la gana a mí, no a ellos. Y así como no escribo nunca Lleida, Girona o A Coruña tampoco me veréis el José María sin dos mayúsculas. ¿Por qué? Porque me da la gana.
Tras este largo preámbulo creo que el Opus, es su nombre universal aunque no les guste, no ha llevado bien este tema del sacerdote presunto. Que debió desaparecer hasta que la tormenta escampara. Si la institución, prelatura o lo que sea, estuviera absolutamente convencida de su inocencia, a muerte en la defensa. Pero te retiro, aunque poco, obedezco, digo que mucho, pero todo sigue casi igual, pues me parece un ciscarse en la tolerancia cero que pasa a ser casi máxima. Y no entiendo como persona acusada de tales hechos siga figurando como si nada fuera con él. Porque contigo va mucho. Si eres culpable serías un asco y una vergüenza sacerdotal.
A ver si resulta que en el Opus la tolerancia cero es aquello que en mi juventud decían algunos con escaso afecto. El Opus Dei es un ten conten entre el cilicio y el Remy Martin, Leído con pronunciación francesa.
El Papa Francisco se ha dejado enredar en un follón que ni se enteraba de cuales eran sus propósitos ni como el afrentarlo. Venía ya de antes pero hasta la llegada del Papa argentino sin que nadie, ni él, en los ambientes semianalfabetos religiosos, pudieran imaginarse lo que les venía encima.
Y ahora a ver como se mete la pasta de dientes derramada en el recipiente. Difícil.