La solemnidad de San Pedro y San Pablo, un llamado a la unidad… y a la ayuda económica

Celebración de la solemnidad de San Pedro y San Pablo presidida por el Papa León XIV en la Basílica de San Pedro

Ciudad del Vaticano, 29 de junio de 2025.

En la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, el Papa León XIV presidió esta mañana la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, en una jornada que combinó reflexión espiritual sobre la unidad apostólica y el lanzamiento de una ambiciosa campaña global para ayudar a aliviar el déficit financiero del Vaticano.

Durante su homilía, el Pontífice exhortó a la Iglesia a no caer en la rutina y a cultivar una renovación interior que impulse la creatividad pastoral. La vida de fe no puede limitarse a esquemas repetitivos o estructuras cómodas. Como Pedro y Pablo, estamos llamados a cambiar, a abrirnos, a construir unidad en la diversidad, expresó. Destacó además el testimonio de ambos apóstoles como pilares que, desde su diferencia, supieron mantenerse unidos por una fraternidad más fuerte que cualquier desacuerdo.

La celebración sirvió también como marco para la imposición del palio a 54 nuevos arzobispos metropolitanos, a quienes el Papa pidió ser instrumentos de comunión en tiempos de fragmentación.

Un llamado a sostener la misión de la Iglesia

Más allá del plano espiritual, la jornada tuvo también una dimensión económica significativa. En un gesto sin precedentes, el Papa agradeció explícitamente a quienes ya han contribuido al fondo del Óbolo de San Pedro, destacando que su apoyo es un signo de comunión con este joven pontificado.

La Santa Sede atraviesa un déficit estructural estimado entre 50 y 60 millones de euros anuales, por lo que ha lanzado una nueva campaña internacional de recaudación de fondos con un enfoque claramente inspirado en métodos estadounidenses. La iniciativa incluye un vídeo promocional, cartelería, códigos QR y una página web multilingüe que permite donar mediante tarjeta, PayPal, transferencia bancaria o incluso giro postal.

El vídeo promocional presenta imágenes emotivas de los primeros instantes del Papa León XIV tras su elección, incluyendo el momento en que recibió el anillo del pescador entre lágrimas, acompañado de una banda sonora evocadora y un mensaje claro: apoyar al sucesor de Pedro es ayudar a sostener la misión universal de la Iglesia.