Un papa joven porta la custodia: el Corpus en Roma recupera una tradición olvidada

El papa León XIV porta la custodia bajo palio durante la procesión del Corpus Christi en Roma, rodeado de clérigos.

La celebración del Corpus Christi en Roma ha dejado una imagen que en la Ciudad Eterna no veían desde hace décadas: un papa portando personalmente la custodia durante toda la procesión eucarística. León XIV, notablemente más joven que sus inmediatos predecesores, presidió la celebración con una vitalidad que recordó a los primeros años del pontificado de San Juan Pablo II.

En algunos ámbitos se ha hablado de una «recuperación de la tradición», aunque lo sucedido parece deberse más a la fuerza física del Pontífice que a un giro litúrgico de fondo. Benedicto XVI y Francisco, que accedieron al trono de Pedro con casi una década más de edad que León XIV, no podían llevar personalmente la custodia, práctica que había caído en desuso desde que Juan Pablo II empezó a tener problemas de movilidad.

La liturgia del Corpus se celebró, como es habitual, sin la práctica de la concelebración. Los cardenales y obispos acudieron revestidos para participar en la posterior procesión, subrayando el carácter solemne de esta celebración romana.

Llamó la atención también el uso del italiano en la plegaria eucarística, un gesto que podría interpretarse como un signo de romanidad, en contraste con la tendencia más universalista de las misas en San Pedro, donde se ha tendido a utilizar el Canon Romano en latín. Sin embargo, desde el punto de vista litúrgico, no hubo cambios significativos: se mantuvieron las formas habituales, las plegarias y los ritos ya establecidos.

Aunque la imagen del Papa procesionando con la custodia ha despertado entusiasmo y esperanza entre muchos fieles, no se trata de una innovación, sino más bien de una continuidad vivida con nuevo vigor también condicionado por un pueblo de Roma volcado.