Entrevista de Nico Spuntoni publicada en La Nuova Bussola Quotidiana (22 de mayo de 2025)
Fuente original en italiano
Traducción para InfoVaticana
«La confusión sobre la enseñanza de la Iglesia ha sembrado divisiones y polarizaciones. El nuevo Papa no será ambiguo y no dejará que cada uno interprete lo que dice a su manera», afirma a La Bussola el arzobispo de Singapur.
Durante las congregaciones generales previas al cónclave, varios cardenales señalaron que una de las intervenciones más apreciadas fue la del cardenal William Goh Seng Chye. No es de extrañar: el arzobispo de Singapur es conocido por su claridad doctrinal, su celo pastoral y su sensibilidad litúrgica. La Bussola Quotidiana lo entrevistó justo antes de su regreso a Asia.
¿Eminencia, cree que han elegido al hombre adecuado?
Sí. Creo que León XIV es precisamente el Papa que el mundo necesita en este momento. Francisco reforzó la dimensión misionera de la Iglesia, procurando llevar el Evangelio a toda la humanidad, incluidos los pecadores, marginados y vulnerables. Pero creo que lo menos positivo de su pontificado fue que, en su intento de llegar a todos, su enseñanza doctrinal y moral no siempre fue clara, o apareció como ambigua.
¿Esa ambigüedad causó divisiones?
Si no tenemos claro cuál es la enseñanza de la Iglesia, es difícil trabajar juntos en unidad. Tanto los llamados de izquierda como los de derecha desean promover la evangelización, pero ha habido divisiones sobre temas como el matrimonio, las personas LGBTQ y los transgénero. La gente venía a la iglesia diciendo: «Pero el Papa dijo esto». Ser verdaderamente inclusivos significa decir: «Sabemos que estás luchando. No logras vivir el Evangelio. Caminaremos contigo, te ayudaremos a enamorarte de Jesús poco a poco. Tal vez un día puedas entender». Esa es una distinción importante.
¿Cree que León XIV logrará resolver estas divisiones doctrinales?
Sí. Es agustino, lo que le da una sólida base en la tradición y espiritualidad de san Agustín. Ha trabajado en Perú y conoce bien la pobreza y el sufrimiento. Además, ha estado en Roma durante años y conoce los desafíos de la Curia. Fue prior general de su orden, así que ya ha demostrado dotes de gobierno. En sus primeras intervenciones se ha mostrado sobrio y prudente. Sabe que cuando un Papa habla, sus palabras se toman en serio. Esa cautela es valiosa porque evita la confusión. Creo que sabrá traer claridad doctrinal y evitar que «derecha» e «izquierda» se enfrenten constantemente. No será ambiguo ni permitirá interpretaciones arbitrarias.
¿Y qué será de los fieles que aman la Misa tridentina?
Personalmente, no veo razón para detener a quienes prefieren la Misa tridentina. No hacen nada malo ni pecaminoso. Por supuesto, hay que preservar la unidad, pero incluso tenemos ritos distintos como el siro-malabar. Podemos aceptar diversos modos de celebrar la Eucaristía. Al final, lo importante no es el rito, sino si uno se encuentra verdaderamente con Dios. Yo no celebro la Misa tridentina, pero no estoy en contra de quienes lo hacen. En mi país hay un pequeño grupo, unos 300 fieles, en su mayoría jóvenes profesionales. Me dicen que les parece una forma más contemplativa y reflexiva, que los acerca a Dios. ¿Por qué habría de impedirlo? Otra cosa es si niegan el Concilio Vaticano II. Pero no lo hacen, así que no deberían ser discriminados. Al fin y al cabo, es la Misa que se celebró durante siglos, ¿no?
En Asia, las persecuciones contra los cristianos están en aumento. ¿Cuál es la situación actual?
Depende del país. En algunos lugares la persecución es sutil; en otros, es realmente dura. En Singapur, gracias a Dios, no tenemos ese problema. Todo depende del gobierno. El problema surge cuando la religión se mezcla con la política. En Singapur hay una línea clara de separación. La Iglesia no interfiere con el gobierno, no favorece partidos, solo habla de cuestiones morales y sociales. Pero en países donde hay religión de Estado, como el islam o el hinduismo, la libertad religiosa es muy difícil. Los políticos usan la religión para ganar votos, y la religión usa la política para obtener poder.
¿Cuáles son los retos que León XIV deberá afrontar en Asia?
Él ya tiene la experiencia de haber evangelizado en contextos distintos al suyo, como Perú. Asia es diferente de América Latina: aquí el cristianismo es una minoría, pero muy viva, como en África. En cambio, América Latina sufre una fe rutinaria y el avance de las sectas. En Asia, al ser minoría, León XIV deberá prestar atención a cómo dialoga e interactúa la Iglesia con otras religiones.
¿Le decepciona que el Papa no sea asiático?
No. No me importa si el Papa es asiático, europeo o de donde sea. No voto por continentes. Voto por quien está realmente inspirado por el Espíritu Santo. Y creo que León XIV es el hombre indicado: alguien que puede unir al mundo y caminar en la verdad y en el amor.
