En InfoVaticana llevamos años advirtiendo de cosas que muchos no quieren escuchar. Y, por supuesto, cuando lo hacemos, no nos dan las gracias. No. Nos insultan, nos desprecian, nos llaman de todo. Nos acusan de no ser católicos, de querer destruir la Iglesia, de difamar. Pero al final, el tiempo nos da la razón. Y entonces, cuando la tragedia estalla, cuando el escándalo se hace imposible de ocultar, los que antes nos atacaban miran para otro lado, con una mezcla de cinismo y cobardía que revuelve el estómago.
Hace once años, en InfoVaticana advertimos que el secretario personal de Maciel, ese monstruo de la pederastia clerical, estaba ejerciendo como capellán en un colegio de los Legionarios de Cristo. Y no solo no nos hicieron caso, sino que nos insultaron. Amalia Casado, la responsable de comunicación de la Legión en aquel momento, nos dijo que no éramos católicos si publicábamos eso. Como si ser católico significara callarse, mirar hacia otro lado y dejar que los lobos cuiden de los corderos.
Un año después, insistimos. Dijimos alto y claro que ese hombre no podía estar en contacto con niños. Ni caso. Ni caso.
Y ahora, aquí estamos. Once años después, la tragedia se ha consumado. El mismo sacerdote, el mismo que defendieron con uñas y dientes, el mismo que protegieron y mantuvieron en su puesto, ha sido detenido. Cinco denuncias. Cinco menores, al menos, que podrían haberse ahorrado este horror si alguien, alguien con poder de decisión, hubiera escuchado en lugar de atacar a quienes decíamos la verdad.
InfoVaticana hace un servicio a la Iglesia. No nos mueve el odio. No nos mueve el afán de destruir. Nos mueve la verdad. Nos mueve la indignación ante los encubridores. Nos mueve el asco ante quienes prefieren tapar la basura antes que limpiarla. Nos mueve la certeza de que el silencio cómplice es lo que ha permitido que estos escándalos se repitan una y otra vez.
Malditos sean los encubridores. Malditos los que protegen a los abusadores. Malditos los que callan por miedo a la mala prensa. Malditos los que dejan que la Iglesia se hunda con tal de que su estructura de poder se mantenga intacta.
Y ahora, ¿qué? Ahora vendrán los comunicados. Las condolencias. Las excusas. Dirán que nadie podía haberlo previsto. Que fue un error. Que lo sienten mucho. Mentirosos. Se les advirtió. Y prefirieron atacar a los mensajeros antes que escuchar el mensaje.
No esperen que callemos. No esperen que nos rindamos. Mientras haya mierda que limpiar, mientras haya víctimas que evitar, mientras haya lobos disfrazados de pastores, InfoVaticana seguirá aquí, denunciando lo que otros prefieren tapar.