El secretario personal de Marcial Maciel, capellán de un colegio en Madrid

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Marcelino de Andrés besa el cadáver de Maciel

Marcelino de Andrés acompañó al fundador de la Congregación en la última etapa de su vida junto a su amante y su hija. Ahora ejerce su ministerio como sacerdote en el centro educativo Highlands Los Fresnos, en Boadilla del Monte.

Han transcurrido ya seis años de la muerte del fundador de la congregación de Los Legionarios de Cristo y del movimiento de apostolado Regnum Christi, el padre Marcial Maciel. Su figura, a pesar de todos los escándalos ya destapados, sigue siendo todo un misterio que desconcierta tanto como indigna no solo a todos los fieles católicos, sino sobre todo a los que fueron, y siguen siendo del algún modo, sus “hijos espirituales”.

Actualmente, y gracias a las denuncias de aquellos que sufrieron el comportamiento criminal del fundador y su valentía, ya se sabe casi todo sobre la verdadera trayectoria vital del sacerdote mexicano, vida que no trascendió a la opinión pública antes por el silencio estructural impuesto en la vida de la orden (existía un voto en la Legión que prohíbe criticar a un superior), el dinero y el mutismo de sus más allegados.

Marcelino de Andrés reza ante el féretro del Padre Arumí
Marcelino de Andrés reza ante el féretro del Padre Arumí, a su lado, Jesús Mª Delgado, director territorial de España. Delante, en primer plano, Álvaro Corcuera, ex-director general.

Sin embargo, y paradójicamente, el período de tiempo del que menos se sabe es de aquel que transcurre desde el 19 de mayo de 2006, momento en el cual Benedicto XVI le ordena que se abstenga de ejercer su ministerio públicamente para llevar «una vida de oración y penitencia», hasta su muerte en enero de 2008. Tiempo en el que comenzó a publicarse en los medios de comunicación su auténtica biografía, una biografía en la que Maciel logró combinar las drogas, la pederastia, ingentes cantidades de dinero y una insaciable voracidad sexual con su vida no sólo como sacerdote, sino como la cabeza de una congregación y un movimiento católico prolífico en vocaciones religiosas, poder eclesial y obras apostólicas.

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Marcelino de Andrés, con la guayabera, el uniforme de verano de los legionarios, comparte mesa en Términi con Maciel, su amante y su hija. En la fotografía, de izquierda a derecha, P. Antonio Cabrera, Jorge López -responsable general del nuevo Gobierno del Regnum Christi-, Norma –amante de Maciel-, Normita, P. Miguel Segura –reclutador vocacional en España y en aquel tiempo Rector del Seminario de Roma-, y el P. Marcelino de Andrés.

Lo poco que trascendió del retiro obligado del padre Maciel ordenado por el anterior Pontífice es que éste lo pasó entre México y Jacksonville, Florida, acompañado por Norma Hilda, una de sus amantes, “Normita”, la hija de esa relación, y unos pocos miembros de la Congregación. Entre ellos, Marcelino de Andrés, su secretario personal, a quien el fundador de los Legionarios, según otros tres de sus hijos, de los que éste presuntamente también abusó sexualmente, habría encargado entregarles el fideicomiso de varios millones de dólares que les correspondía y que se encontraba en una cuenta del Cititrust Limited, en Las Bahamas.

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De izquierda a derecha, P. Marcelino de Andrés, P. Luis Carlos Aguirre –Vicerrector del seminario de Roma-, P. Alfonso Corona, y Marcial Maciel

No obstante, Marcelino de Andrés, hermano de quien fuera el director territorial de España de la Legión, Juan Ramón de Andrés, con quien más relación tuvo fue con “Normita”,  con quien algunos afirman que “jugaba al baloncesto” en la casa donde el fundador, su amante, su hija y otros sacerdotes y consagrados convivieron durante un tiempo, algo impensable en cualquier otra residencia de la Congregación, donde también se cuida escrupulosamente que los miembros vistan debidamente con sotana y vestimenta eclesiástica, detalle que no se cumplió en el retiro de Maciel, como se puede apreciar en las fotografías en las que aparece de Andrés.

Imágenes en las que, además de vérsele compartiendo mesa con la amante y la hija del fundador en Cotija, se puede observar al secretario personal de Maciel besarle tras su fallecimiento, muerte que, y a pesar de no haber entonado un “mea culpa” público, fue calificada como “santa” por De Andrés, como declaran miembros de la Congregación que estuvieron presentes en las conferencias que se pronunciaron en nuestro país por parte del mismo sobre la muerte de Maciel.

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Maciel visita con una de sus amantes y su hija la bilbioteca de Cotija, al fondo a la derecha Marcelino de Andrés

Infovaticana ha intentado por diversos medios y sin éxito ponerse en contacto con de Andrés para preguntarle sobre los últimos momentos de la vida de Maciel y desvelar algunos de los interrogantes que, y a pesar de su fallecimiento, aún no se han resuelto.

Preguntas que aún pesan no sólo a miembros y ex miembros de la Congregación y del movimiento de apostolado Regnum Christi, sino también a los fieles católicos y a los afectados por los crímenes del fundador. Cuestiones que, a día de hoy, lastran el proceso de “regeneración” de la Congregación en la que, casi 6 años después de la muerte de Maciel, nadie ha asumido su responsabilidad.

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Impresión de pantalla del sitio web del Colegio Highlands

A pesar de la insistencia, nuestro esfuerzo ha sido infructuoso, y ha sido imposible preguntar al mismo sobre la última etapa de la vida de Maciel. Lo único que hemos podido saber es que, en la actualidad y desde 2010, Marcelino de Andrés ejerce su ministerio como capellán en uno de los 7 colegios que la Legión tiene en España, concretamente en el Highlands Los Fresnos, que se encuentra en la localidad madrileña de Boadilla del Monte. Colegio que, como informó Infovaticana, está a punto de ser clausurado por el Ayuntamiento de la localidad por haber incumplido la Congregación el pliego de condiciones al que se comprometió.

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El Padre De Andrés en una fotografía que cuelga del Sitio Web del Colegio Highlands Los Fresnos

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Comentarios
14 comentarios en “El secretario personal de Marcial Maciel, capellán de un colegio en Madrid
  1. ¿En serio que Marcelino de Andrés calificó como»santo» a Maciel? Pero si conocía a la amante y a la hija tal y como queda demostrado en las fotos!!

  2. Uy, pues si el Ayuntamiento les va a clausurar el cole de Boadilla, con este artículo, que enreda aún más las cosas , lo tienen más fácil. O no, vaya usted a saber…

  3. No juzguemos a nadie, no os conocéis,s omos unos fariseos: nos creemos mejores que ellos. ¿Quién soy yo para juzgar?
    “No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; Y si juzgas a la Ley ya no eres un cumplidor de la Ley sino un juez. Uno solo es legislador y juez, el que puede salvar o perder. En cambio tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?”
    Santiago 4, 11-12

  4. Esa foto en la que aparece comiendo con la amante y la hija es horrible. Miles de personas han sufrido mucho por que se ocultaran esas cosas….y estos señores comiendo y bebiendo como si fuese lo más normal del mundo

  5. Que el círculo de sacerdotes legionarios más cercano a Maciel mostrara tan escandalosa tolerancia para con aquella de sus varias amantes y la hija en común -llamadas «las Normas»-, denota ante todo, es razonable afirmarlo, el alto y refinado grado de manipulación psicológica que padecieron por parte del segundo, y que terminó por anestesiar sus conciencias y neutralizar sus voluntades. Parece un despropósito, pero la situación es algo típico entre quienes son víctimas de personalidades psicopáticas.

  6. Marcial Maciel, que era una especie de gnóstico, algo así como un Manes posmoderno, predicaba a sus más íntimos una doctrina muy especial, a la que no todo el mundo tenía acceso sino solamente unos pocos iniciados escogidos. Según esa doctrina, hay una moral para el común de la gente y otra diferente para lo que él consideraba la «élite» (que no es otra sino la élite del dinero y del poder). Eso explica que la cúpula legionaria, convencida de que esa doctrina es verdad, le siga considerando santo. Y explica también el tren de vida que llevan los miembros ordenados de la Legión, supuestos religiosos con voto de pobreza.
    Yo lo siento mucho, pero la Legión es irreformable. Está podrida en la raíz y también en los supuestos frutos.

  7. Muy buena la nota, y asqueroso lo que cuenta, pero bien que lo cuente.
    Así que a Maciel el Papa Benedicto XVI -sensatamente- le ordenó/exhortó/dijo, acaso sólo pidió que se retirara a hacer «oración y penitencia», y el espanto éste se fue a vivir con su amante, y sus increíbles, ¿hipócritas nada más?, cófrades selectos …

    Ah, y murió como un santo, dijo este De Andrés.

    Horror

  8. J. Jiménez Lozano escribió en el 72 una novela, hoy descatalogada, titulada El Sambenito. En ella se expone una tendencia, lamentablemente muy presente en el catolicismo, que comúnmente se conoce como “caza de brujas”… Me preocupa y también entristece, no ya la denuncia –o el “valiente” gesto de apuntar con el dedo –sino el placer morboso que se percibe tras la acción. Parece como si los cristianos a veces necesitáramos otro Cordero de Dios, otra víctima que sacrificar (criminal, pecador o deshonroso sacerdote), como si Cristo no hubiese venido a anular precisamente esa dinámica inquisidora que descarga violentamente su odio para salvarse uno a sí mismo, justificándose, o como diría Girard, para que uno quede “limpio”.

    Coincidí una vez con el P. Marcelino. No hablé mucho con él pero me pareció buena persona, no sé si erré el juicio o es que él “aparentaba” ser bueno, en realidad no me importa; me quedo con esa impresión. Pero no escribo para hablar de este sacerdote sino para poner en tela de juicio esta nota; se reprocha a “los legionarios” o “la cúpula” no haber comunicado pronto y eficazmente las noticias que conocían del fundador. Esto es otro tema y la nota lo aborda tangencialmente. En cambio, parece centrarse sobre todo en la figura concreta del P. Marcelino, se pretende mostrar la incoherencia de este hombre que se reúne a comer con pecadores, como Jesús, que comía con prostitutas y publicanos.

    En una nota de El País, (una nota bastante tendenciosa, nótese también esto),
    http://elpais.com/diario/2011/03/06/domingo/1299387161_850215.html, del año 2008, ya se señalaba que el padre Marcelino conoció la relación de Maciel con su amante y su hija (la hija se lo habría dicho) durante el año de “retiro”, por mandato del Papa Benedicto XVI. ¿Cabría la posibilidad de que, al conocer la deshonrosa conducta del fundador (nótese que esta acción particular del fundador no es un crimen, sino un pecado, una falta moral y religiosa), estos sacerdotes que aparecen en la foto hubieran, después del impacto, la decepción y el dolor, haberle dicho “no” al escándalo, y a ejemplo de Jesús, abrazar también al pecador?

    No estoy defendiendo ni el “silencio” ni el pecado, pero sí estoy poniendo paréntesis a la rapidez con que la nota emite un juicio: ¡culpable! y con ello propone la “pena capital” de los foros (basta ver la reacción de los comentaristas).

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