El próximo 9 de mayo dará comienzo la fase testimonial de la causa de beatificación del Siervo de Dios monseñor Luigi Giussani, tal como ha anunciado la archidiócesis de Milán y ha confirmado la oficina de prensa de Comunión y Liberación.
Monseñor Ennio Apeciti, responsable del Servicio diocesano para las Causas de los Santos y delegado arzobispal en la Causa de beatificación del fundador del movimiento y de la Fraternidad de Comunión y Liberación ha hablado sobre este momento tan importante en el camino hacia los altares de don Gius.
En una entrevista publicada en la página web del movimiento, Apeciti confirma que la fecha del 9 de mayo no es casual. «Hemos decidido que la celebración tuviera lugar el día de la Ascensión porque, leyendo los textos del Siervo de Dios, hemos encontrado numerosas referencias a esta solemnidad, que le entusiasmaba», asegura el delegado arzobispal de esta causa.
Además, destaca que se optó por la basílica de San Ambrosio porque «todo sacerdote ambrosiano vive el reclamo a la ejemplaridad del gran santo patrón de nuestra Iglesia y porque se trata de una iglesia contigua a la Universidad Católica donde Giussani dio clase, a la que él mismo y todo el movimiento está muy ligado».
Monseñor Ennio Apeciti destaca que «será un momento de oración porque, en todo caso, se trata de un acto eclesial». El acto transcurrirá de la siguiente manera: «celebraremos las vísperas y, antes del Magnificat, el arzobispo tomará la palabra y se abrirá la parte jurídica con el juramento, la delegación de los miembros del tribunal y la lectura de las actas. Una vez instituida e iniciada canónicamente la nueva fase de la Causa, será muy bonito cantar todos juntos el Magnificat como himno de alabanza y agradecimiento».
Apeciti señala que esta fase podría durar «un año y medio» pero sin olvidar que «todo dependerá de la riqueza de los testimonios». Por último, remarca que según las indicaciones de la Santa Sede, los testimonios «deben representar los diversos rostros de la Iglesia, de modo que habrá sacerdotes, algunos obispos, consagrados y consagradas, y laicos. No solo personas de cierta edad, teniendo en cuenta que Giussani murió en 2005, sino también jóvenes que puedan expresar cómo monseñor Giussani les indicó un camino ejemplar de testimonio».
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