La reversión de la infame sentencia que en los años setenta convirtió el aborto en ‘derecho constitucional’ ha salvado muchas vidas en Estados Unidos, pero aún la masacre de los no nacidos sigue siendo una realidad que sigue atrayendo a miles de militantes provida a la Marcha por la Vida en Washington, que ha vuelto a ser un éxito este año.
Miles de personas marcharon el pasado viernes en Washington en la tradicional Marcha por la Vida para celebrar la dignidad de cada vida humana y exigir el fin de la lacra del aborto en todo el país.
Los participantes se concentraron en el National Mall desde temprano este viernes 19 de enero, en donde escucharon las intervenciones de diversas personalidades de la causa provida, líderes religiosos y políticos.
En medio de una intensa nevada, pasado el mediodía, las primeras palabras de la concentración estuvieron a cargo del Obispo John Abdalah, de la Asamblea de Obispos Canónicos Ortodoxos de los Estados Unidos, como símbolo de unidad entre cristianos.
Durante su intervención, el obispo ortodoxo recordó el valor de la vida humana y aprovechó la oportunidad para rezar, junto con los presentes, por los niños nonatos y por sus familias. También pidió que el Señor ilumine a las autoridades civiles y a los legisladores, para que puedan proteger a todos los bebés, nacidos o no.
El lema del evento de este año es “Con cada mujer, por cada niño”, explicó luego Jeanne Mancini, presidente de la organización March for Life de Estados Unidos. Además, Mancini resaltó que, “según estudios, 60% de las mujeres que eligieron abortar habrían optado por la vida si hubiesen tenido un mayor apoyo”.