Aprovechando el 60 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y obispo de Limburgo, Georg Bätzing, ha llevado el agua a su molino sinodal con un mensaje en el que pide “valentía”.
Según el obispo de Limburgo, la experiencia del Concilio es una indicación para el Camino Sinodal: “necesitamos interpretar los signos de los tiempos a la luz del Evangelio, romper las rigideces y dar pasos valientes”.
“Miramos con gratitud el día en que el Papa Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II. Fue su fuerza profética la que reconoció los signos de los tiempos de aquel tiempo y los acogió con valentía”, ha dicho Bätzing en una referencia al último (y, se diría, único) concilio. “Juan XXIII lo hizo sin miedo, con una buena dosis de confianza en Dios y profundamente convencido de que la Iglesia sólo puede estar viva si vive su mensaje en el tiempo”.
“Queremos dar testimonio de la esperanza que nos sostiene y traducir el mensaje gozoso de Jesús en nuestro tiempo”, Bätzing vuelve a escribir, sin aislarse de la sociedad. A pesar de las crisis de la Iglesia, el objetivo es «ser una Iglesia que sirve a las personas, que sigue a Jesucristo, que mira a los creyentes, a los que buscan y a los que dudan» y que con todos «comparte las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de la vida del hombre de hoy».