El salón de actos del seminario conciliar de Madrid fue el lugar del comienzo de la V Jornada de Actualización pastoral para sacerdotes. Estas jornadas han sido organizadas por la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso (UESD) y la Vicaría Episcopal para el Clero de la Archidiócesis de Madrid bajo el lema “Ministros de Cristo en el cambio de época. La misión de los presbíteros en la Iglesia y en el mundo”.
La sesión de ayer contó con la participación del arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela y el coreano Lazzaro You Heung-Sik, Prefecto de la Congregación para el Clero. Presidiendo la jornada, estaba el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro quien se le vio tomando numerosas notas en la ponencia de Rouco y del Prefecto de la Congregación del Clero. A esta jornada, también acudieron numerosos vicarios de la archidiócesis de Madrid, así como el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, profesores de San Dámaso, sacerdotes de la archidiócesis de Madrid y también los seminarias de Madrid y Getafe.
En primer lugar, comenzó hablando el rector de San Dámaso, quien aprovechó para aportar algunos datos numéricos sobre la labor de la universidad durante estos años, para seguidamente dar paso al primer ponente, Rouco Varela, quien intervino durante una hora para hablar sobre «La teología en la Europa del siglo XXI».
Rouco Varela pide «superar la soberbia del hombre del siglo XXI»
El arzobispo emérito de Madrid arrancó su discurso indicando que la facultad de Teología de San Dámaso nació «para servir a la Iglesia de Madrid y de España» y aprovechó para recordar el papel importante que jugó la Iglesia española durante el Concilio Vaticano II. De igual modo, Rouco ha recordado el momento en el que le propusieron a Juan Pablo II la creación de esta facultad, quien acogió la idea rápidamente.
A lo largo de su exposición, Rouco Varela ha hecho referencia en numerosas ocasiones a la realidad política, cultural, social y eclesial de España y de Europa. Esta realidad, «estaba condicionada por la caída del muro de Berlín; se acababa la Guerra Fría», aseguró el cardenal gallego. Con la caída del muro, «el mundo comunista terminó, la Unión Soviética se desintegró», sentenció Rouco.
El arzobispo emérito de Madrid recordó la visita que hizo Juan Pablo II a España en donde pronunció un discurso en el que hizo un diagnóstico de la situación de Europa, en donde afirmó que el continente «estaba en crisis civil ya que vivía de espaldas a Dios». En ese discurso, el Papa polaco también habló de la crisis dentro de la Iglesia y que la solución pasaba por volver a las raíces cristianas.
Rouco Varela ha recordado el Sínodo de 1985, en el que como conclusiones se le pidió al Papa redactar un catecismo, aclarar el papel de las conferencias episcopales y establecer una serie de criterios para interpretar «Lumen Gentium», uno de los documentos más importantes que salieron del Concilio Vaticano II.
Por otro lado, Rouco también ha puesto de relieve el peligro de la teología de la liberación por su fuerte influencia del marxismo. Además, ha recordado que durante el jubileo del año 2000 Juan Pablo II, a quien Rouco ha citado en numerosas ocasiones durante su exposición, propuso como lema «Cristo Alfa y Omega». La respuesta para Europa, afirma el prelado español, «pasa por anunciar el evangelio de la esperanza, hacerlo llegar y vivirlo». Además ha anunciado que el gran reto de los teólogos actualmente pasa por «superar la soberbia del hombre del siglo XXI y solo se puede hacer volviendo a Cristo». Rouco ha insistido en que «la gran tarea de la teología de este siglo es volver a hablar de Dios».
Ha reconocido que actualmente no es fácil hablar de Dios. «¿Cuántas veces se ha dicho la palabra «Dios» en el parlamento español desde 1979? El resultado sería increíble», sentenció el cardenal. Rouco también se ha referido a la ideología de género como «el gran ejemplo de querer dominar y controlar al hombre». Seguidamente ha afirmado que le resulta «curioso en un tiempo que se habla tanto de liberación, loes efectos están siendo los contrarios». Por último, Rouco Varela ha subrayado que «la teología del siglo XII tiene muchos retos por delante» y para ello es preciso «buena formación teológica, doctrina y científica… y remarco doctrinal, a la fe de la Iglesia».
El Prefecto de la Congregación del Clero interviene en las jornadas
Tras la ponencia de Rouco Varela tomaba el relevo, hablando en italiano, Lazzaro You Heung sik, Prefecto de la Congregación para el Clero. El prelado coreano ha centrado su conferencia en hablar sobre «la formación al ministerio presbiteral en el cambio de época». Heung ha destacado que «el papa Francisco se sitúa en esta perspectiva al llamarnos a una valiente conversión pastoral y misionera». También ha hecho referencia al concepto de la sinodalidad, «que es la expresión del amor recíproco que caracteriza la vida de la Iglesia y constituye su identidad más profunda».
El Prefecto para la Congregación del Clero ha puesto especial énfasis en remarcar la idea de que el sacerdote debe adoptar una actitud misionera. Además ha reflexionado sobre algunos aspectos que considera relevantes para la formación al ministerio presbiterial en el cambio de época: los fundamentos de la formación, formación inicial y formación permanente, dimensiones de la formación y los agentes de la misma.
En relación a los fundamentos de la formación, ha remarcado la idea de «formar en los seminarios discípulos misioneros enamorados del Maestro, pastores con olor a oveja, que vivan en medio de los hombres para servirles y llevarles la misericordia de Dios. Sobre la formación inicial y permanente, el prelado coreano ha destacado que el «gran desafío de los seminarios es formar no «el sacerdote de laboratorio» o el «contable del espíritu», sino en cambio el buen pastor, atento a la vida de los hermanos, apasionado por el anuncio del Evangelio y compasivo con las personas heridas que buscan en Dios la luz».
En cuanto a las dimensiones de la formación, Lazzaro You Heung ha recordado que «las dimensiones que interactúan simultáneamente en el iter formativo y en la vida de los ministros ordenados son: la dimensión humana, la espiritual, la intelectual y la pastoral». Por último, ha hecho referencia como agentes de la formación, en primer lugar al obispo, «como pastor responsable de la comunidad diocesana», a la comunidad de formadores, profesores, y a los propios seminaristas «como protagonistas del proceso de madurez completa». Para finalizar, el prelado coreano ha pedido a los sacerdotes y seminaristas «vivir con entusiasmo vuestra misión al servicio de la formación sacerdotal, aun con las dificultades y el cansancio que a veces parecen prevalecer.