«Para evitar que haya un nuevo rebrote y se vuelvan a colapsar los hospitales. Dicho esto, tenemos que guiarnos por el sentido común y no hacer guerras inútiles que son muy penosas y dolorosas para todos”.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha sido entrevistado para Leonoticias.
Omella explica en la entrevista que, el agujero que ha dejado en las parroquias estos dos meses de confinamiento -al no tener colectas- se subsanará llevando “la imaginación al poder” para ver “cómo podemos recuperar un poquito esa ayuda y apelando a la generosidad”.
Antonio Paniagua, el entrevistador, pregunta al purpurado si comprende que en Madrid “los pobres guardan cola en busca de alimentos sin rechistar”, mientras la gente “acomodada del barrio de Salamanca” sale a manifestarse. “Debemos tener la cabeza fría y los pies calientes”, contesta Omella. “El virus tiene un gran poder de contagio, por lo que hemos de respetar las normas preventivas, no celebrar concentraciones para evitar que haya un nuevo rebrote y se vuelvan a colapsar los hospitales. Dicho esto, tenemos que guiarnos por el sentido común y no hacer guerras inútiles que son muy penosas y dolorosas para todos”, añade el prelado.
En la entrevista sale a colación el ‘incidente’ sucedido en torno al cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, que asomó a la Virgen de los Desamparados a la puerta de la catedral para que algunos fieles pudiesen contemplarla. “No he hablado con él, pero he leído la nota que ha emitido el arzobispado de Valencia y visto las fotografías”, manifiesta el cardenal Omella.
“Los pocos que pudieron entrar en la basílica guardaron la distancia de seguridad”, asegura el arzobispo de Barcelona. “No hubo esa gran concentración de que se habla. Hay que evitar esas falsas noticias que no buscan más que confrontar”, explica el purpurado turolense.
Sobre los que le tachan de independentista, Omella dice que “cada uno dice lo que le parece”, pero que los que dicen eso “nunca han hablado conmigo desde que soy arzobispo de Barcelona o presidente de la Conferencia Episcopal”. “Me extraña mucho que me conozcan tanto si nunca han conversado conmigo”, añade el cardenal.
Sobre si España debería regularizar a los inmigrantes ilegales, el purpurado responde que eso “es un tema político, un asunto de gobierno más que mío”. “Mi postura es que la Tierra es la casa común de todos, como dice muy bien el papa Francisco. Me duele que la gente tenga que salir, ya sea del tercer mundo o del primero, a causa de la pobreza, la guerra o la persecución”, dice el presidente de la Conferencia Episcopal.
Otro de los nombres que salen en la entrevista es el de Willy Toledo, por sus conocidas blasfemias que le llevaron a los tribunales por ofensa a los sentimientos religiosos. “La libertad de expresión hay que respetarla, pero insultar a las personas gratuitamente no se debe hacer nunca”, opina el presidente de los obispos españoles.
“Se puede manifestar la disconformidad razonablemente, pero insultar, hacer objeto de burla y blasfemar… eso hay que pensarlo mucho”, dice el arzobispo de Barcelona, aunque confiesa que, personalmente, él no habría acudido a los tribunales.
Preguntado sobre la posible reforma educativa del Gobierno, con la que la asignatura de Religión dejaría de computar como nota media, Omella opina le gustaría que en la educación “se trabaje más por el derecho constitucional de los padres a elegir el centro y la enseñanza religiosa que quieren para sus hijos”.
“La comprensión entre unos y otros solo se logra con buena voluntad y diálogo, nunca mirando al otro como a un enemigo”, contesta Omella cuestionado acerca de si esta crisis exacerbará el independentismo catalán.
“La sociedad catalana es muy digna de respeto, debemos escuchar sus peticiones y, en la medida que se pueda, concederlas. Hay muchas cosas que los catalanes reclaman antes que la independencia”, afirma el purpurado.