Messori: Muchos cardenales que se echan las manos a la cabeza en privado callan en público

Messori: Muchos cardenales que se echan las manos a la cabeza en privado callan en público

Periodista italiano converso, fue el primero en toda la historia en hacerle una entrevista a un Papa, San Juan Pablo II, que luego publicó como libro, hazaña que repitió con Benedicto XVI. Vittorio Messori ha concedido ahora, a su vez, una entrevista a La Fede Quotidiana en la que habla del presente pontificado.

“Muchos obispos y también cardenales con los que hablo en privado se echan las manos a la cabeza y disienten, pero tienen miedo, callan”, confiesa Messori, preguntado por el conformismo aparente que impera hoy en una Iglesia sacudida por las innovaciones y los rumores de cisma. “Es desconcertante que solo dos o tres cardenales nonagenarios hablen alto y protesten”.

Messori reconoce que la persona del Papa siempre ha sido más o menos ‘intocable’ en la historia de la Iglesia, pero que en la actualidad esta reticencia a criticar al Sumo Pontífice ha alcanzado el paroxismo. Y no tanto por respeto, insinúa, como por miedo. “Se dice que esta es la ‘Iglesia de la misericordia’, pero […] quien manda no consiente la menor voz crítica”, añade.

Y pone como ejemplo su propio caso: “He escrito en el Corriere un artículo moderado en que planteaba preguntas y reflexiones y me han dedicado toda clase de insultos, especialmente procedentes de ciertos medios católicos. Se creó un comité para pedir al Corriere que prescindiera de mis colaboraciones”.

“¿Con qué coherencia se afirma que esta es la Iglesia de la misericordia, del diálogo abierto y leal, de la parresia?”, se pregunta el periodista.

Aunque, como creyente, Messori es optimista sobre el resultado final, reconoce que hay sobrados motivos de preocupación. “Creo que, por ejemplo, [que los hay] en el próximo Sínodo sobre la Amazonía y en otros equívocos; No sé qué se quiere conseguir, probablemente el matrimonio de los sacerdotes”. Y añade que la confusión doctrinal es evidente y entristece, pero, recuerda, “la Iglesia no es de Bergoglio o de los obispos, sino solo de Cristo”. Al final, dice, “el Padre intervendrá. Dios supera nuestra limitada capacidad de visión de las cosas”.

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