«¿Cómo puede usted celebrar la misa», la pregunta, enfadado, el cardenal Ouellet al arzobispo Viganò, «y mencionar el nombre del Papa en la oración eucarística?».
Excelente pregunta, que nos obliga a preguntarnos si alguna vez, cuando rezábamos por nuestros pastores, estábamos rindiendo homenaje a su rectitud y decencia. Pensemos en los fieles cuyos sacerdotes en los últimos, digamos, treinta años, les han invitado a rezar por nuestro Papa Juan Pablo II o nuestro Papa Benedicto…
- «… y por nuestro obispo Rembert», que utilizó 450.000 dólares de las contribuciones de su grey para comprar el silencio de su pareja homosexual.
- «… y por nuestro obispo Lawrence», que estranguló a un prostituto mientras le hacía una felación.
- «… y por nuestro obispo Thomas», que atropelló a un transeúnte con su coche, un Buick, y huyó dejándole moribundo.
- «… y por nuestro obispo Patrick», que le dio un buscapersonas a su catamito [su joven amante homosexual pasivo] para poder llamarle cuando quería tener sexo con él.
- «… y por nuestro obispo Theodore», que se acostó con sacerdotes y seminaristas y toqueteaba a los niños.
- «… y por nuestro obispo Robert», que le dio treinta millones de dólares en contratos de construcción no licitados a un atleta de triatlón, su «amigo especial», y que pagó otros cien mil dólares a un insatisfecho compañero de habitación.
- «… y por nuestro obispo Donald», que apareció en un hospital molido a golpes y que declaró haberse caído por la escaleras.
- «… y por nuestro obispo Daniel», que se peleó a gritos con un joven prostituto en la entrada de su casa.
- «… y por nuestro obispo Joseph», que tuiteó «buenas noches, cariño», a un amiguito y luego declaró que el tuit era para su hermana.
Ahora que usted lo menciona, Eminencia, «por nuestro Papa Francisco», encaja en la lista casi perfectamente.
Publicado originalmente por Phil Lawler y traducido por Elena Faccia para InfoVaticana