Del mismo modo que Benedicto XVI fue crucificado por la prensa por levantar la excomunión a cuatro obispos sin saber que uno de ellos negaba el holocausto, el Papa Francisco ha causado sorpresa al nombrar para la Pontificia Academia para la Vida a un científico anglicano que niega la dignidad humana del no nacido en las primeras fases de la gestación.
La Santa Sede ha dado a conocer este martes 13 de junio la composición de la Pontificia Academia para la Vida. Entre los 45 miembros ordinarios de la Academia nombrados por el Papa Francisco hay algunos nombres que han generado gran preocupación. Es el caso del anglicano Nigel Biggar, profesor de Teología Moral y Pastoral y director del McDonald Center for Theology, Ethics and Public Life en la Universidad de Oxford.
En el año 2011, Biggar declaró en un diálogo con Peter Singer recogido por la revista Stand Point que «no está claro que un feto humano sea el mismo tipo de cosa que un adulto o un ser humano maduro y que, por consiguiente, merezca completamente el mismo trato».
Asimismo, en ese diálogo, el recién nombrado miembro ordinario de la Academia para la Vida apoyó que se permita el aborto en las primeras fases de la gestación: «Me inclinaría a trazar la línea para el aborto en las 18 semanas después de la concepción, que es más o menos el primer momento en que hay una cierta evidencia de actividad cerebral, y, por tanto, de conciencia.»
Ante las críticas por su nombramiento para una institución pontificia encargada de la promoción y defensa de la vida, Biggar ha respondido a través de las redes sociales: «Nadie debería trasponer mi relativamente liberal visión sobre el aborto, la razón por la que he sido nombrado es mi oposición al suicidio asistido.»
And, should anyone get past my relatively liberal view of on abortion, the reason I’ve been appointed is my opposition to assisted suicide.
— nigel biggar (@NigelBiggar) 14 de junio de 2017
En declaraciones al portal LifeSiteNews tras el anuncio de su nombramiento, Biggar ha aclarado que en el tema del aborto tiene sus puntos de vista, pero que no se trata de una cuestión «sobre la que haya pensado durante mucho tiempo.»
«Creo que el motivo de mi reciente nombramiento está en mi trabajo en los temas de la eutanasia voluntaria y el suicidio asistido. En esas cuestiones, mis conclusiones están en consonancia con la Iglesia», reiteró.
La decisión del Papa Francisco de nombrar para la Pontificia Academia para la Vida a un científico anglicano que niega el derecho a la vida del no nacido en las primeras fases de la gestación ha causado sorpresa y recuerda a la polémica suscitada después de que Benedicto XVI levantara la excomunión a cuatro obispos sin saber que uno de ellos negaba el holocausto.
Sin embargo, la gran indignación -justificada y comprensible- que generó el «caso Williamson» no parece repetirse en la elección de Biggar, en la que no se ofende ninguno de los dogmas de la cultura secularizada.
En el año 2009, Benedicto XVI levantó la excomunión a cuatro obispos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Entre ellos se encontraba Richard Williamson, que en una entrevista aseguró que «en los campos de concentración nazis murieron entre 200.000 y 300.000 judíos» y que «ningún judío murió en las cámaras de gas».
Haber levantado la excomunión a un obispo sin saber que negaba el holocausto fue una de las cruces del pontificado de Benedicto XVI, que siempre reprochó a la Secretaría de Estado no haberle informado acerca de las ideas de Williamson.
En los últimos meses, algunos de los cambios realizados en el marco de la reforma de la Academia para la Vida y los nombramientos anunciados han llevado a vaticanistas como Sandro Magister a hablar de «metamorfosis» de la institución.
Asimismo, decisiones como retirar de los nuevos Estatutos de la Academia la invitación a los miembros de la Academia a firmar la Declaración de los Servidores de la Vida no han estado exentas de críticas. Este juramento, que tradicionalmente hacían los miembros de la Academia Pontificia de la Vida al ser admitidos en ella, fue redactado por Jérôme Lejeune.
«Al cambiar los estatutos para permitir que los miembros no tengan que firmar una declaración de fidelidad a las enseñanzas provida de la Iglesia, los críticos dicen que la Academia perderá su razón de ser y se marchitará, ¿qué responde a las críticas?», le preguntaba Edward Pentin al arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, en una extensa entrevista.
El presidente de la Academia aseguraba en esta entrevista que los nuevos Estatutos requieren un mayor compromiso por parte de los miembros con la enseñanza provida de la Iglesia: “Los antiguos Estatutos contenían sólo una invitación, no un requerimiento, creemos que los nuevos Estatutos están redactados de manera que expresan ese compromiso con más claridad y con más fuerza.”
«En ese contexto, sin embargo, también quiero señalar que la fidelidad absoluta de la Academia al Magisterio de la Iglesia de ninguna manera significa que no seamos capaces de llevar a cabo iniciativas conjuntas o entrar en diálogo con personas que no comparten nuestra creencia y compromiso católicos», añadía Paglia.
La postura de Biggar sobre el aborto, sin embargo, no puede representar una muestra de pluralismo de perspectivas, sino que sólo genera confusión. ¿Se admitiría en la Academia de Ciencias Sociales un miembro que negara los derechos de los trabajadores o de algunos trabajadores? ¿En la Academia de Ciencias podría haber alguien que negara toda responsabilidad del ser humano sobre el cuidado del medio ambiente?