
Muchísima gente ayer y hoy. El Papa, sobre todo ayer me pareció más renqueante de lo habitual. Muy recogido en el Rosario y su misa como todas las que celebra, muy digna. Incluso con notable unción. Las palabras de ayer muy en su línea. Mucho perdón y misericordia que podrían dar la impresión, por supuesto que mal interpretada, que todos estamos ya perdonados hagamos lo que hagamos y continuando haciéndolo. La homilía de la misa mucho mejor. Al cielo si llegamos, o los que lleguen. Que es la verdadera doctrina católica. Las palabras del Rosario me parecieron una edulcoración del Mensaje de Fátima que es el que es: Oración, Penitencia, Conversión, Reparación. Entiéndaseme lo que quiero decir. No le oí al Papa ninguna cosa que llamara mucho la atención sólo que me pareció que aguaba algo el Mensaje. La homilía de la misa, corta. Y me gustó.
El traductor al español, un portugués, verdaderamente lamentable.
La comunión mucha en la boca cosa más difícil en acto tan multitudinario.
De los dos nuevos santos niños se dijeron cosas maravillosas, desconocidas por mí, que acreditan una extraordinaria santidad para su edad. Los tres últimos niños santos: San Joselito, San Francisco y Santa Jacinta son tres joyas de la Iglesia.
Me pareció que el pro multis todavía no ha llegado a Portugal pero pude oír mal.
Creo que jamás se ha rezado un Rosario tan multiidiomático. Las Avemarías se iniciaron de diez idiomas y cada uno respondía en el suyo. Los Glorias se cantaban en latín. Todo con devoción general.
Acto verdaderamente grandioso como se merecía el centenario de las Apariciones y la proclamación como santos de dos de los tres pastorcitos.