Las claves de Castel Gandolfo, en Specola

Vista aérea del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo y el lago Albano, residencia estival del Papa León XIV

En el día en que se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor, el Papa León XIV ha visitado Castel Gandolfo, la histórica residencia de verano de los Pontífices. La visita, marcada por momentos de oración y contemplación, ha renovado el vínculo entre el papado y este enclave con vistas al lago Albano, inmerso en los Castelli Romani.

Tal como recuerda Specola, la tradición de alojar a los Papas en Castel Gandolfo se remonta al siglo XVII, cuando Urbano VIII Barberini mandó construir en 1626 el Palacio Apostólico en el lugar de la antigua villa del emperador Domiciano. Muchos Papas han pasado los meses de verano aquí, buscando alivio del calor romano y un momento de descanso para el cuerpo y el espíritu. Castel Gandolfo es la ‘segunda patria’ de los Pontífices, amado por su clima suave, su naturaleza exuberante y su atmósfera de meditación, un lugar propicio para decisiones importantes y reuniones confidenciales.

Durante su visita, el Papa fue recibido calurosamente y se detuvo a rezar en el Jardín de la Virgen María, lugar querido por la espiritualidad de muchos Papas a lo largo de los siglos. El recorrido continuó por los Jardines del Belvedere, el Criptopórtico y la antigua sala de audiencias del emperador Domiciano, donde, como relata Specola, el Papa León XIV recordó con emoción el testimonio heroico del Papa Pío XII, que en 1944 ofreció refugio a más de 12.000 personas durante los bombardeos que azotaron la zona de Castelli Romani durante la Segunda Guerra Mundial.

La jornada finalizó con una visita al Palacio Papal y a la Villa Barberini, antes de regresar al Vaticano.

La referencia a este lugar inevitablemente evoca también su abandono en tiempos recientes. Según Specola, el Papa Francisco eligió no moverse de Santa Marta por razones psiquiátricas—lo dijo él, no nosotros—y este lugar sufrió un destino terrible. Al Papa Benedicto XVI le encantaba retirarse aquí y tomarse tiempo para la oración y la reflexión. Fue aquí donde decidió retirarse, para no influir en absoluto en el Cónclave de 2013, cuando decidió dimitir. Pasó aquí unos meses antes de que finalizaran las obras de renovación del Monasterio Mater Ecclesiae. Como Papa emérito, vino luego aquí varias veces en coche para caminar y saludar a los empleados de las villas papales, para pasear junto al secretario y los Memores Domini.

La transformación de la residencia en museo en 2016 fue, en palabras de Specola, movida más que por un ideal de pobreza, por la voluntad imperiosa de recaudar fondos. Según el absurdo relato oficial, el Papa Francisco habría renunciado a pasar el verano en Castel Gandolfo por coherencia con un estilo de vida sobrio y pobre, dejando en mal lugar a todos sus santos antecesores. Ahora tenemos el llamado ‘poblado Laudato Si’ que no es otra cosa que la granja ya existente adaptada para turistas gastando una fortuna. Un aparente gesto de humildad ha resultado ser una decisión cuestionable, con consecuencias nada marginales y que merecerían una evaluación más lúcida y menos ideológica y rígida.

El alcalde de Castel Gandolfo ha manifestado su deseo de que el Pontífice pueda volver a utilizar estos lugares para descansar y estar entre la gente local. Fuentes cercanas al Papa afirman que le está tomando la medida, siempre le ha gustado mucho este lugar.

La visita del Papa León XIV no solo ha sido un gesto simbólico, sino que podría marcar el inicio de una renovada relación entre el Pontífice y esta residencia histórica al servicio de la Iglesia y del Sucesor de Pedro.