El obispo Schneider advierte del peligro de pensar que Francisco no es un Papa legítimo: «Contradice la tradición de la Iglesia y el sentido común»

El obispo Schneider advierte del peligro de pensar que Francisco no es un Papa legítimo: «Contradice la tradición de la Iglesia y el sentido común»

El obispo Athanasius Schneider, en un artículo publicado por La Nuova Bussola Quotidiana, ha abordado la controversia sobre la supuesta invalidez del pontificado del Papa Francisco y su relación con la renuncia de Benedicto XVI, rechazando estas tesis como una «falsa solución a la crisis» en la Iglesia.

Schneider subraya que el principio de legalidad aplicado estrictamente no debe prevalecer sobre el bien supremo de la Iglesia. Según el prelado, “la ley humana que regula la asunción o renuncia al cargo papal debe subordinarse al bien mayor de toda la Iglesia”. Este bien mayor, indica, es la certeza sobre la existencia de un Papa legítimo, sin la cual la actividad de la Iglesia, como el nombramiento de obispos, la concesión de indulgencias y dispensas, se vería gravemente comprometida.

El obispo auxiliar de Astaná advierte sobre los peligros de aceptar períodos prolongados de sede vacante, ya que ello «conduce fácilmente al espíritu de sedevacantismo, un fenómeno sectario y cuasi herético». Schneider refuerza su argumento señalando que, históricamente, la Iglesia ha aplicado principios como el «supplet ecclesia» o la «sanatio in radice» para resolver dudas sobre renuncias o elecciones pontificias. Este principio, explica, se fundamenta en la aceptación pacífica y moralmente universal del nuevo Pontífice por el episcopado y los fieles.

Entre los ejemplos históricos que menciona, Schneider destaca casos como el del Papa Gregorio VI, quien ascendió al papado tras comprar el cargo, o el de Urbano VI, cuya elección fue cuestionada debido a presiones externas. A pesar de estas irregularidades, la Iglesia consideró válidos estos pontificados gracias a la aceptación generalizada de sus autoridades.

Aplicando esta perspectiva al caso actual, Schneider sostiene que la hipótesis de la invalidez de la renuncia de Benedicto XVI, y con ello del pontificado de Francisco, es inviable y dañina para la Iglesia. “Desde hace once años, todos los nombramientos de obispos y cardenales, todas las dispensas y actos de gobierno del Papa Francisco serían nulos», lo que resultaría en un colapso institucional y pastoral, advierte.

Además, el obispo expone una hipótesis teórica para ilustrar el problema de absolutizar la legalidad en detrimento del bien común. «Si un Papa extremadamente progresista hubiera renunciado y su sucesor, supuestamente elegido de forma inválida, hubiese llevado a cabo una reforma profunda de la Iglesia, difícilmente los fieles considerarían ilegítimo a este último».

Por último, Schneider recuerda la importancia de confiar en la providencia divina en momentos de crisis. «Debemos renovar la fe en que el timón del barco de la Iglesia, incluso en una situación de máxima tormenta -debida, por ejemplo, a un Papa heterodoxo- está firmemente en las manos del Señor y que esta tormenta es relativamente corta en vista de las grandes crisis en los dos mil años de existencia de la Iglesia militante».

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