“Por sus frutos los conoceréis”. La Diócesis de Limburgo, de la que es titular el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y uno de los prelados más entusiastas de la ‘renovación’, Georg Bätzing, no ordenó ni un solo sacerdote en 2023.
Si el ‘camino sinodal’ alemán es el futuro de la Iglesia, como presumen, ya podemos ir echando el cierre. Informábamos no hace mucho de la apostasía récord registrada en Alemania el año pasado, pero hoy nos llega otro dato no menos desolador: en la importante Diócesis de Limburgo, de la que es obispo Georg Bätzing, jefe del episcopado alemán, no se ordenó sacerdote alguno en 2023.
Bätzing ya se lamentaba el pasado septiembre en una entrevista con Die Zeit , en la que aseguró que “lo que me preocupa es que casi nadie quiere ser sacerdote, porque no hay Iglesia católica sin sacerdotes».
Pero Bätzing no ata cabos, ninguno de los ‘renovadores’ lo hace, entre sus propuestas, que representan la demolición de la doctrina de la Iglesia y, por tanto, de su vindicación de ser portadora de verdades eternas, con una hemorragia imparable de fieles y vocaciones. Porque lo que está pasando en Limburgo pasa también en toda Alemania y, a un ritmo escasamente menor, en toda Europa Occidental. En 2021, se ordenó en toda Alemania a 62 sacerdotes, para luego reducirse el número a 45.