Shen Bin es el nuevo obispo de Shanghai, por obra y gracia del órgano que preside, el Consejo de Obispos Chinos, no reconocido por la Santa Sede y estrictamente sujeto al Partido Comunista, informa AsiaNews. Roma no ha intervenido en el nombramiento.
Fuentes vaticanas aseguran a AsiaNews que el nombramiento es «unilateral», sin aprobación papal. La confirmación indirecta también proviene de los fieles católicos en China, que han expresado su malestar por la instalación, sin el mandato del Papa.
Según el acuerdo chino-vaticano de 2018, renovado posteriormente en octubre de 2020 y 2022, la elección de los nuevos obispos chinos debe ser compartida por la Santa Sede y las autoridades de Pekín.
En noviembre, el Vaticano había denunciado la violación del acuerdo por parte de las autoridades chinas con el nombramiento de monseñor John Peng Weizhao como obispo auxiliar de la diócesis de Jiangxi. Ahora el tema de la diócesis de Haimen (Jiangsu), de la que Mons. Shen era el pastor, una ordenación que llegó con el reconocimiento papal en 2010, también está abierta.
Como circula en el sitio de mensajería chino WeChat, Msgr. Shen dijo hoy que continuará la tradición de «patriotismo y amor» de la Iglesia en Shanghai. En un fuerte recordatorio de los dictados del Partido, enfatizó que se adherirá al principio de independencia y autoadministración, y se adherirá a los esfuerzos para «sinificar» el catolicismo en China.
Los fieles chinos han afirmado que el obispo Shen no es querido en Shanghái. Algunos lo acusan de pedir una gran donación en efectivo cuando ordenó sacerdotes en la diócesis. De hecho, el obispado de Shanghai estuvo vacante durante 10 años. El obispo reconocido por el Vaticano y el gobierno, monseñor Ma Daqin, se encuentra bajo arresto domiciliario en el seminario de Sheshan por atreverse a renunciar a la Asociación Patriótica inmediatamente después de su ordenación episcopal.