Así que pasen unos años

Así que pasen unos años

Muchas veces nos ha advertido el Santo Padre contra el temor a los cambios y contra la rigidez del “esto se ha hecho siempre así”. Pero la consecuencia lógica de lo que predica podría ser algo distinta de lo que espera, al menos a juzgar por su empecinado ataque contra el ‘usus antiquior’.

“Me gusta el rito congoleño, porque es una obra de arte, una obra maestra, litúrgica y poética”, declaró el Santo Padre el pasado día 2, en su visita pastoral a África, como nos recuerda hoy nuestro Specola. Es “un camino prometedor también para la posible elaboración de un rito amazónico”. Porque si el Novus Ordo es la única “lex orandi” de la Iglesia en Occidente, según se lee en Traditionis custodes, eso no rige para los distintos ritos históricos no latinos o incluso para los de reciente o futura invención. Parece, en fin, que solo hay un rito que el Santo Padre tenga entre ceja y ceja como bestia negra litúrgica, y es precisamente el vigente en toda la cristiandad católica durante la mayor parte de su historia.

Pero la ‘paz litúrgica’ podría restaurarse por eso que el Papa repite tan a menudo: la apertura a los nuevos tiempos. Y es que para la abrumadora mayoría de los fieles, lo que “siempre se ha hecho así” no es precisamente la Misa Tradicional, sino el Novus Ordo, con todas sus ‘creativas’ variantes, que no parecen alterar el pulso vaticano por más alejadas que puedan estar de las rúbricas establecidas.

No quiero hacer sangre con la contabilidad ‘primaveral’, pero vale la pena recordar algunos datos recientemente publicados en La Vanguardia, tomando como punto de partida el Concilio de Concilios. En 1965, con una población inferior, había 8.000 seminaristas en España, mientras que en 2000 el número descendió a 1.737 y en 2020 a 1.028 (-40 %). Los seminarios menores tenían hasta 8.000 alumnos antes del Concilio Vaticano II; ahora son 811. En 2021 hubo 179 novicios y 65 novicias para reemplazar a los 44.000 religiosos y religiosas que se jubilan. Hay 85 seminarios diocesanos en España, incluidos 15 seminarios Redemptoris Mater (Via Neocatecumenal) que comprenden una quinta parte de las ordenaciones. La Archidiócesis de Barcelona (2 millones de católicos) tiene 26 seminarios. En el periodo 2000-2019 España pasó de 227 ordenaciones a 125, Alemania de 140 a 55, Francia de 150 a 94, Italia de 520 a 310.

El gran equívoco -deliberado o no, imposible juzgarlo- es que hay ‘nostálgicos’ de la Misa Tradicional. No se puede ser nostálgico de lo que no se ha vivido, lo que afecta a la abrumadora mayoría de los fieles de hoy, y sí, en cambio, de una ‘primavera eclesial’ que nunca llegó a fraguar.

El Papa tiene 84 años. En la Curia abundan los que pudieron vivir el concilio como una ‘novedad’, pero para el resto es lo corriente, lo de siempre, lo que “siempre se ha hecho”.

Por más que el actual pontífice quiera dejarlo todo atado y bien atado en lo litúrgico, haría bien en pensar en lo poco que le costó ‘desatar’ lo que había dispuesto su predecesor solo catorce años antes y, sobre todo, fijarse en qué comunidades católicas languidecen y cuáles crecen exponencialmente.

Todo esto es para decir que, pese a las oleadas de ataques y censuras, el rito tradicional tiene un brillante futuro. Sus enemigos peinan canas, cuando les queda algo que peinar, y sus iglesias no están precisamente a reventar de jóvenes. Lo contrario de lo que puede decirse de las Misas tradicionales.

Y no se trata solo, o principalmente, de los laicos. Los jóvenes sacerdotes esperan su momento, el recambio generacional. La abrumadora mayoría celebra la Misa Novus Ordo, pero muchos de ellos tienen una buena opinión de la Misa Tradicional y no entienden la hostilidad de Roma. Y el futuro es suyo, no del cardenal Roche.

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