Los animalistas piden al Papa que excomulgue a los católicos carnívoros

Los animalistas piden al Papa que excomulgue a los católicos carnívoros

El Papa ha hablado en el Ángelus de su tema favorito, el apocalipsis climático, y la mayor organización animalista, PETA, aprovecha su fervor ecologista para pedirle que se haga vegano y excomulgue a los devoradores de carne.

El Papa ya ha tratado esta cuestión de la carne en otra ocasión, en la que exhortó a comer menos alimentos de origen animal por amor al planeta, que por lo visto está en trance de destrucción por culpa de nuestros nefastos hábitos alimenticios, y ya se han levantado voces para que se restablezca la abstinencia de todos los viernes del año sin sacrificio sustitutorio que valga.

Pero a nadie se le había ocurrido todavía este disparate animalista de pedir para los carnívoros una excomunión que no se aplica ni a herejes ni a fervorosos abortistas. PETA basa su petición en un monumental estudio científico de la Universidad de Cambridge según el cual se podrían ahorrar millones de toneladas de emisiones de carbono cada año si más de mil millones de católicos dejaran de comer terneros, ovejas, cerdos.

“Para demostrar auténtica caridad, la comunidad católica debe tomar en consideración el impacto que tiene el consumo de carne en nuestro planeta, en las generaciones futuras y en los animales que sufren por su producción, y actuar en consecuencia”, ha declarado públicamente Mimi Bekhechi, vicepresidenta de PETA para Europa. «Si más de mil millones de católicos en el mundo dejaran de comer carne, el impacto positivo en el medio ambiente y en los millones de seres sintientes explotados para alimentarse sería inmenso».

La cosa no deja de tener su lógica retorcida, porque el Papa habla del Cambio Climático con una urgencia y vehemencia y una estricta adhesión a la ortodoxia climática que parece justificar cualquier expediente. Pero el pedido de que se haga vegano ya se le ha hecho antes, sin que parezca haber afectado a su dieta habitual, que incluye carne al menos una vez por semana.

Prohibirle al católico la carne es casi como prohibirle el vino, un imposible que va directamente contra el “mata y come” que leemos en los Hechos de los Apóstoles. Pero, al fin, de nada oímos tanto los católicos últimamente como de nuestras obligaciones con el planeta, algo que no parece tener un peso importante ni en la Tradición ni en las Escrituras.

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