Nuestro corresponsal en la villa Complutense está hiperactivo. Son muy intensos los rumores de que el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, podría ser el próximo obispo de Alcalá de Henares, sede en la que aún está presente la huella del Cardenal Cisneros, el gran reformador de la Iglesia en España.
Monseñor Juan Antonio Reig Pla, nuestro querido y admirado don Juan Antonio Reig, presentó la carta de renuncia al Papa el pasado 7 de julio. Bien se merece un sustituto que pudiera continuar con la magnífica labor que ha hecho este obispo sin tacha al frente de esa diócesis. De don Juan Antonio a don Juan Antonio y Laus Deo.
Parece ser que los informes recibidos en la Nunciatura Apostólica apuntan en esa dirección. Pero lo que nuestro corresponsal ha certificado es que la opinión de la Comisión de nombramientos de obispos, es decir, Omella, Osoro, de las Heras, no va por ahí. La Comisión está haciendo todo lo posible para que se produzca un giro eclesial en esa diócesis.
Este nombramiento cuenta con dos escollos más que solo podría solventar el Papa, si quisiera. El primero es el incomprensible veto sobre monseñor Martínez Camino que muchos atribuyen a los jesuitas. El otro es la negativa del arzobispo metropolitano, el cardenal Osoro, que ha querido pilotar el proceso para poner a uno de sus inanes candidatos. Osoro está haciendo lo indeciso, que es ciertamente poco, para que monseñor Juan Antonio Reig Pla no siga muchas semanas más en esa diócesis.
En el caso de que ocurriera el milagro del nombramiento de monseñor Martínez Camino como obispo de Alcalá de Henares, una diócesis en la que los jesuitas tiene un importante centro de referencia, los fieles podrían estar tranquilos sobre la continuidad de lo que monseñor Reig Pla ha sembrado desde el 25 de abril de 2009. Seguridad doctrinal, criterio firme, cercanía al pueblo santo de Dios. Una bicoca.
Diego Lanzas