Finalizada la Semana Santa de este año, seguimos metidos de lleno en la Octava de Pascua.
Tras el Domingo de Resurrección comienza los cincuenta días del tiempo pascual que concluye en Pentecostés. La Octava de Pascua se trata de la primera semana de la Cincuentena; se considera como si fuera un solo día, es decir, el júbilo del Domingo de Pascua se prolonga ocho días seguidos.
Algunos prelados españoles, han centrado sus escritos semanales para hablar sobre la resurrección del Hijo de Dios. «La resurrección de Cristo es un hecho histórico que desborda la historia y que anticipa la plenitud de esa historia», comienza la carta de Demetrio Fernández, obispo de Córdoba.
Monseñor Fernández afirma que «durante cuarenta días, en un lugar y en otro, el Resucitado da muestras de que ha vencido la muerte y ha inaugurado una vida nueva para él y para nosotros. Esta alegría es la que anuncia la Iglesia en esta gran fiesta del año, para hacernos partícipes de esta nueva vida por los sacramentos».
El obispo de Córdoba sostiene que «Cristo resucitado es Cristo victorioso, vencedor del pecado, de la muerte y del demonio. Ha habido sangre en esta lucha, pero el resultado es una victoria irreversible». Además, incide en la idea de que «la alegría del cristiano tiene su fundamento en la resurrección del Señor. Mientras caminamos en esta vida terrena, estamos sometidos a tantas limitaciones. Pero estamos llamados a vivirla con una esperanza firme y con un tono sereno de victoria».
«Dios existe»
En la misma línea se ha mostrado el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. «La fe en la resurrección resume lo más fundamental de la fe en Dios: Él es el que ha resucitado a su Hijo de entre los muertos. En la resurrección Dios Padre, de una vez por todas, nos ha manifestado que Él es Amor y Señor de la vida, Dios de vivos y no de muertos», escribe el cardenal.
Cañizares sentencia que «la resurrección de Cristo es la señal definitiva de su verdad, la confirmación de cuanto Cristo mismo había hecho y enseñado. Ella “nos da la certeza de que existe Dios y de que es un Dios de los hombres, el Padre de Jesucristo. La resurrección de Jesucristo es la revelación suprema, la manifestación definitiva, la respuesta triunfadora a la pregunta sobre quién reina realmente, si la vida o la muerte. El verdadero mensaje de la Pascua es: Dios existe».
En referencia a la resurrección del Señor, el arzobispo de Valencia concluye diciendo que «esta es nuestra alegría y nuestra esperanza: la alegría y la esperanza que es Cristo Resucitado para todos los hombres, el único Nombre en el que podemos ser salvos. Hay un futuro para el hombre; hay un futuro para todos y cada uno de los hombres; nada hay inexorable e irremediable; todo puede ser reemprendido, todo puede ser salvado, perdonado y vivificado; el ansia de infinitud, de vida plena y para siempre, tiene una respuesta».
Anunciar la Verdad
Por su parte, el cardenal Osoro mantiene que «la Pascua de Cristo es nuestra pascua; su Resurrección nos da certeza de nuestra resurrección. Esta es la Buena Nueva por excelencia y hemos de anunciarla. En todos los rincones de la tierra, con obras y palabras, la Iglesia tiene que regalar la Belleza».
El arzobispo de Madrid asegura que «hoy existe una demanda de verdad, de vida, de amor, en el sentido profundo que tienen estas palabras… ¿Por qué no vamos a proponer, sin miedos de ningún tipo, a quien es la Verdad? Jesucristo resucitado ensancha el corazón, los horizontes, las convicciones y la inteligencia, nos abre al misterio de Dios».
«Amor y verdad van unidas; son las dos columnas de la vida cristiana y son necesarias para anunciar la Resurrección. La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo en su vida terrena y con su Muerte y Resurrección, es la fuerza que impulsa el desarrollo auténtico de la persona y de toda la humanidad», concluye Osoro.