Ewin, un indigente nigeriano de 46 años, ha muerto de frío a unos metros de la columnata de la Plaza de San Pedro, y el Papa ha hecho una mención a su muerte, tan fácilmente evitable en un microestado lleno de estancias vacías.
“Pensemos en Ewin, ignorado por todos, abandonado también por nosotros”, ha dicho hoy Su Santidad, en referencia al sintecho nigeriano que murió de frío en la calle la noche anterior, muy cerca del lugar donde hablaba el Papa.
El caso de Ewin es, en efecto, un buen ejemplo de esa indiferencia de nuestra sociedad por lo que el Santo Padre llama “los descartados” y a los que se refiere de forma constante, pidiendo tanto a los fieles como a los gobernantes que cuenten siempre en sus proyectos con la inclusión de estos olvidados.
Pero también es un ejemplo de que hablar es más fácil que actuar, y que las denuncias pierden parte de su fuerza, por justas que sean, cuando uno no puede evitar lo que parece tan fácilmente evitable.
El Papa es, además de Vicario de Cristo y pastor de los católicos, monarca absoluto de un pequeño Estado. De este Estado -y, por tanto, de las decisiones soberanas del Santo Padre- depende, por ejemplo, un organismo llamado Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, un fondo que maneja más de cinco mil propiedades inmobiliarias de primera calidad dentro y fuera del Vaticano. Irónicamente, quien es hoy el responsable de este fondo, monseñor Nunzio Galantino, cuando era secretario de la Conferencia Episcopal Italiana pidió a los fieles que albergaran en sus domicilios particulares a los inmigrantes ilegales que anegaban Italia, procedentes de África.
También se ocupa de la gestión del fondo el obispo dimisionario Gustavo Zanchetta, que tuvo que dejar su sede de Orán, en la Argentina, para la que le había nombrado su buen amigo el Papa, acusado de mala gestión, abuso de poder y abusos sexuales. Francisco creó para él un puesto en la APSA, prueba de que Su Santidad puede disponer a su gusto del fondo inmobiliario en cuestión.
¿No sería más contundente que ningún mensaje verbal, que ninguna mención en el Ángelus, poner a disposición de los sintecho de Roma parte, al menos, de estas propiedades? ¿Se le puede pedir a los fieles que dispongan con generosidad de sus mermados metros cuadrados cuando quien así lo recomienda dispone de tanto y tan buen suelo edificado, buena parte del cual está vacío?