¿Quién es el patrono de España?

¿Quién es el patrono de España?

Santiago, desde luego, el hijo de Zebedeo (y del Trueno, como se le llamaba), uno de los tres íntimos de Nuestro Señor, testigo de su Transfiguración y de la Oración en el Huerto. Pero hubo una interesante disputa para hacerle compartir en patronazgo con Santa Teresa de Ávila, como cuenta el historiador Pedro Fernández Barbadillo en su último libro, ‘’Eso no estaba en mi libro de historia del Imperio español’, de la editorial Almuzara.

De los tres íntimos de Nuestro Señor, aquellos de entre los Apóstoles que Jesús elegía incluso para sus momentos de relativa soledad, se dice que encargó a cada uno algo que amaba especialmente: a Juan encomendó a la Virgen Nuestra Señora; a Pedro, su Iglesia; y a Santiago, España.

Es tradición que el Apóstol viajó a España, donde evangelizó a lo largo y ancho del territorio, llegando hasta Galicia, donde es fama que está enterrado en la población que lleva su nombre, y que recibió la gracia de la única aparición de la Virgen en vida de la Madre de Dios, que ha pasado a la devoción bajo la advocación de la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad.

La devoción al patrón de las Españas se intensificó durante la gran empresa histórica de la Reconquista, y los cronistas quisieron verle incluso luchando contra las tropas moras en la Batalla de Clavijo.

Pero su patronazgo de España tuvo que compartirlo un tiempo con una santa nacional, Santa Teresa de Jesús. Lo cuenta Pedro Fernández Barbadillo en su último libro, ‘’Eso no estaba en mi libro de historia del Imperio español’:

“En España, una de estas grandes polémicas consistió en el copatronazgo entre Santiago Apóstol y Santa Teresa de Jesús. En 1617, el padre general de los carmelitas descalzos solicitó a las Cortes de Castilla que nombrasen patrona de España y de las Indias a Santa Teresa, fallecida en 1582 y en proceso de canonización. Como el patrón y protector de España era desde hacía siglos el Apóstol Santiago, a la monja castellana se le nombró copatrona. Felipe III ordenó a las ciudades obedecer el decreto. Sin embargo, hubo una gran reacción contraria. Muchas voces se opusieron a un patronazgo compartido que desmerecía a Santiago y todo se suspendió hasta que la Iglesia canonizó a Santa Teresa en 1622. Entonces, se reanudaron la orden y la resistencia. En esta polémica participó Francisco de Quevedo, miembro de la Orden de Santiago, con un memorial publicado en 1628 y dirigido a Felipe IV en el que reivindicaba el patronato único de Santiago. Tanto se enriscaron los cruces de palabras, sermones y folletos, que Quevedo se ganó otro destierro. Al menos consiguió su deseo, ya que el Papa Urbano VIII suprimió el copatronazgo en 1630”.

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