En el marco de la serie de catequesis “Venga a Nosotros Tu Reino”, organizada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el obispo de Cuernavaca y presidente de la CEM, Mons. Ramón Castro Castro, impartió este domingo la tercera entrega titulada “¿Quiénes podrán entrar al Reino de Dios?”. La catequesis, cargada de un mensaje de esperanza y acción, resaltó que el Reino de Dios está abierto a todos, sin distinciones, y que cada gesto de amor, justicia y paz es un paso hacia su realización. En un contexto de violencia, corrupción y desigualdad, el obispo Castro llamó a los católicos a ser “luz y esperanza” mediante acciones concretas que reflejen los valores evangélicos.
Mons. Castro abrió su enseñanza destacando el contraste entre los avances tecnológicos del mundo moderno y las persistentes realidades de pobreza, violencia y desigualdad. “¿Es el Reino de Dios solo para unos pocos privilegiados, como si se necesitara ser VIP para entrar?”, preguntó retóricamente. Su respuesta fue contundente: “El Reino de Dios está abierto para todos, sin excepción. Dios no hace diferencias ni pide credenciales especiales”.
Basándose en las Bienaventuranzas (Mateo 5:3-12), el obispo explicó que la invitación al Reino es universal porque todos somos hijos de Dios. Sin embargo, entrar requiere un compromiso activo. “Cristo mismo nos muestra el camino en las Bienaventuranzas: los pobres de espíritu, los que lloran buscando consuelo, los que tienen hambre y sed de justicia”, afirmó, conectando estas palabras con la realidad mexicana, donde muchos sufren por la violencia y la corrupción
El prelado enfatizó que el Reino de Dios no es una realidad exclusivamente futura, sino una misión que comienza en el presente. “Cada día, con nuestras acciones y decisiones, podemos hacer presente el Reino de Dios en nuestro México”, señaló. Hizo un llamado especial a los bautizados para que, como ciudadanos, trabajen por el bien común, respeten las leyes justas, defiendan los derechos humanos y practiquen la solidaridad.
Mons. Castro destacó las virtudes que Jesús exalta en las Bienaventuranzas como las llaves para entrar al Reino: la misericordia, la pureza de corazón, el trabajo por la paz y la perseverancia frente a la persecución por la justicia. “Los misericordiosos que ayudan al necesitado, los sinceros y honestos, los que trabajan por la paz en sus familias y comunidades, los perseguidos por defender lo justo: cada uno de ellos refleja el rostro de Cristo”, afirmó.
En un país donde la corrupción y la violencia han dejado heridas profundas, el obispo subrayó que estas virtudes no son ideales abstractos, sino compromisos prácticos. “Vemos a muchos hermanos que lloran y tienen sed de justicia debido a la violencia, la corrupción y la desigualdad. Para ellos, Jesús tiene una promesa especial: de ellos es el Reino de los Cielos”, dijo, evocando la esperanza que surge de la fe.
La catequesis no evadió los desafíos actuales de México. Mons. Castro reconoció que el país atraviesa “tiempos difíciles” y exhortó a los fieles a ser constructores del Reino mediante gestos concretos. “Cada gesto de amor, cada acción por la justicia, cada esfuerzo por la paz prepara el camino para que el Reino venga a nosotros”, afirmó. Este mensaje resuena profundamente en un contexto donde el narcotráfico y la inseguridad demandan respuestas urgentes desde la fe y la acción ciudadana.
Cerrando su mensaje, Mons. Castro invocó a la Virgen de Guadalupe como “la primera entre los llamados al Reino”. “Que María, nuestra madre de Guadalupe, nos acompañe en este camino y nos enseñe a vivir como verdaderos hijos de Dios y constructores de su Reino”, expresó, conectando la devoción mariana con la vocación cristiana de transformar la sociedad.
La tercer catequesis “Venga a Nosotros Tu Reino” puede ser vista a continuación:
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