Según la organización Spes Viva, dirigida por la activista por los derechos de la infancia, Cristina Sada Salinas, Juan Arcadio Huerta Ibarra fue separado del ministerio sacerdotal y expulsado de la Sociedad de San Pablo conforme a un comunicado oficial del secretario general de la Congregación, Domenico Soliman, a la víctima, el abogado venezolano José Leonardo Araujo Araque, la expulsión de Huerta Ibarra se dio después de “un largo y penoso proceso penal administrativo, ventilado mediante mecanismos canónicos de la Iglesia católica, a raíz de la denuncia por abuso sexual interpuesta por Araujo Araque hace más de 3 años”.
El año pasado, la víctima de Huerta, Leonardo Araujo, y la periodista quien dio a conocer que el depredador se refugiaba en México, Eugenia Jiménez Cáliz, ofrecieron a este blog y al canal 33.3 TV una entrevista en la que demandaba resultados sobre este proceso que le llevó hasta México para impulsar la lucha por la justicia gracias al apoyo de Spes Viva.
Qué bueno que laicizen a #JuanArcadioHuertaIbarra, pero no basta. El comunicado de #Spesviva–@cristina_sada no informa si se reparará el daño a la(s) víctima(s) de este ahora excura venezolano… Qué bueno por el trabajo de @marujica… pic.twitter.com/BbidUQuI1t
— Rodolfo Soriano-Núñez (@rsnunez) May 13, 2022
El abogado venezolano José Leonardo Araujo Araque denunció penalmente a Huerta Ibarra en 2019.Lo acusó de abuso sexual en reiteradas ocasiones, cuando tenía tan sólo 13 años y Huerta Ibarra era superior y fundador de la comunidad “Reina de los Apóstoles”, casa de formación de los aspirantes a ingresar a la congregación. La Sociedad de San Pablo conoció oficialmente la denuncia del joven por correos electrónicos enviados a Roma al superior general Valdir José De Castro. También informó a José Faustino Hernández Estévez, superior provincial de México-Cuba, quien se comprometió a investigar a fondo. Huerta Ibarra, nacido en Jalisco en 1954, fue ordenado sacerdote en los años ochenta. Desde entonces se integró a la Sociedad de los Paulinos y en el 2001 fue nombrado Superior y fundador de la comunidad Reina de los Apóstoles.
Tras la denuncia de Leonardo Araujo, en agosto de 2021, el Centro Católico Multimedial -CCM- publicó un duro editorial acerca del caso. Titulado “La mafia que encubre al depredador sexual”, afirmó que “Huerta Ibarra estaba construyendo la fachada perfecta para consumar los abusos y delitos que pronto lo llevarían a ser parte de la trama de encubrimientos de los superiores de la comunidad que lo han protegido para moverlo desde Venezuela, pasando por los Estados Unidos y refugiarlo en México”.
En el mismo editorial, el CCM afirmó que casos como los de Huerta no son producto de personas en solitario. Fueron sus amigos, los superiores de la Sociedad, los que toleraron el encubrimiento: Tienen nombre y apellido. “ En ese entonces, José Faustino Hernández Esteves, provincial de la Sociedad de San Pablo para México y Cuba, fue responsable del traslado desde Venezuela, pasando por Chicago hasta llegar a México para abrazar al presunto delincuente. Y a pesar de que Hernández Esteves ha dejado la titularidad del gobierno de la provincia, su sucesor, Oliverio Mondragón Martínez, ha resuelto aplicar la de Poncio Pilatos para lavarse las manos, mientras Juan Huerta parece burlarse de todas las acciones judiciales y canónicas…”
Según el comunicado de Spes Viva, se ha “cristalizado” este paso de parte de los tribunales canónicos que resolvieron la salida del sacerdocio del perpetrador Huerta Ibarra; en contraste, el CCM había dicho que las cosas no podrían acabar con la expulsión de Huerta Ibarra y afirmaba en ese 2021 una sentencia que fue profética: “si Juan Huerta es dimitido del estado clerical, eso no resuelve los crímenes que se le imputan ni se desmantela a los mafiosos que le protegen. Y en esto es necesario advertir la inutilidad de la reumática y mal llamada justicia eclesiástica de los tribunales canónicos competentes sólo de levantar cortinas de humo para proteger obispados mientras los delincuentes se mueven a su antojo sin consecuencia alguna…
Tendrían que relevar de la condición sacerdotal a los jefes que lo toleraron y encubrieron.