Editorial ACN / Recientemente, “Puertas Abiertas”, organización cristiana internacional que en más de 60 países donde existe algún tipo de amenaza a la vida de los cristianos y/o a su libertad de creer y rendir culto a Jesucristo, liberó el informe “Lista Mundial de Persecución 2024” en el que da a conocer aspectos preocupantes acerca del estado de miles de cristianos en el mundo.
Lejos de pensar que el cristianismo tiene las debidas garantías y derechos para que sus fieles puedan vivir en paz profesando sus creencias, el informe de “Puertas Abiertas” arroja un ranking de países donde los cristianos están en franca persecución. Los trece primeros, en color rojo, están en Asia y África. Del 1 al 5: Corea del Norte, Somalia, Libia, Eritrea y Yemen.
En Latinoamérica, en la posición número 30, Nicaragua está por debajo de Cuba, en el lugar 22. Para el caso del país Centroamericano, el informe refiere que “la hostilidad hacia los cristianos sigue intensificándose mientras se manifiestan contra el presidente Ortega y su gobierno. La situación se ha agravado desde 2018, cuando estallaron protestas generalizadas contra el régimen dictatorial del país. Los cristianos se encuentran entre los que han alzado la voz para denunciar las injusticias, pero esto ha tenido un alto costo”. Refiere que diversas formas de persecución son utilizadas en ese país, así está la paranoia dictatorial, la opresión comunista y postcomunista, la corrupción y el crimen organizado.
Cuba es otro foco rojo. Para la organización, las fuentes de persecución están en partidos políticos, funcionarios gubernamentales, grupos de presión ideológica, líderes religiosos no cristianos, ciudadanos y pandillas y organizaciones multilaterales que han echado de mano de sanciones contra las iglesias demoliendo templos y confiscando sus bienes además de restringir las actividades de culto público.
En la región Latinoamericana, hay otros dos países que preocupan a “Puertas Abiertas”. Esos son Colombia (34) y México (37). Para el caso de nuestro país, tenido en el rango de países con persecución severa, las observaciones se refieren a los fieles de iglesias evangélicas acosados por el crimen organizado como una de las principales fuentes de persecución: “redes criminales, funcionarios gubernamentales, líderes de grupos étnicos, líderes religiosos no cristianos, ciudadanos y pandillas, familiares, grupos de presión ideológica, líderes religiosos cristianos, grupos religiosos violentos, partidos políticos, grupos paramilitares, organizaciones multilaterales”, muchas veces nutridos por corrupción y crimen organizado, opresión del clan, intolerancia secular.
La situación del cristianismo en el mundo es de alto riesgo y la condición de cristianos es un peligro en esos países. Salvo regiones como Europa, en los demás continentes, la franca persecución es evidente. La Agencia católica Fides denunció la muerte de 20 misioneros en 2023 siendo África la zona del mundo con el mayor número de sacerdotes, religiosos, catequistas, víctimas de secuestros o actos de terrorismo, asesinados en tiroteos o violencia de diversa índole. En México, el Centro Católico Multimedial ha documentado la muerte de nueve sacerdotes en el sexenio 2018-2024 y, el año pasado, dio cuenta del asesinato de dos catequistas de la diócesis de Huajuapan sin dejar de lado los reprobables atentados contra comunidades católicas y ministros de culto a causa de su labor pastoral y evangélica.
Para millones, ser cristiano es un riesgo que se paga con la muerte. Como señala el informe de “Puertas Abiertas”, “más de 340 millones de cristianos en el mundo enfrentan algún tipo de oposición como resultado de su identificación con Jesucristo, es decir, hoy casi uno de cada once cristianos es perseguido”.
Para México es también una advertencia. No obstante la condición de estado laico donde la libertad de creer está garantizada, la “persecución de baja intensidad”, pone a este país en una condición de alerta que puede agravarse de no participar con responsabilidad y compromiso decidiendo a conciencia por el destino de México en las próximas elecciones que serán clave para nuestro futuro y desarrollo en paz en donde también está comprometida nuestra libertad de creer.