Presidente de los obispos de México en misa del cónclave: “Estar aquí es una bocanada de esperanza que quiero llevar a México”

|

Miles de peregrinos, entre fieles, obispos y periodistas, están en Roma en expectativa para saber quién será el Papa que suceda a Francisco a quien se le entreguen las llaves del apóstol Pedro. A las 10 de la mañana, en la Basílica Vaticana, la misa fue concelebrada por los cardenales electores y presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re.

Entre otros obispos concelebrantes, la presencia del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, quien en breve entrevista a la Agencia Católica de Noticias-Infovaticana, explicó las razones de su presencia en la Basílica de San Pedro:

¿Qué representa para usted y como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano participar en esta misa?

<

Representa una gracia especial. La «Diosidencia» es maravillosa en favor mío, al poder estar presente después de mi primer Asamblea Plenaria de la CEM hace unos días, como Presidente del Conferencia, y poder bendecirme y bendecir a todo México, de esta celebración tan significativa a nivel eclesial mundial. También representa una mayor responsabilidad, pues este tipo de acontecimientos me invitan a una mayor fidelidad al Señor, en el ministerio episcopal en Cuernavaca, en la presidencia de la CEM  y en otras responsabilidades que Él, en su infinita misericordioso y confianza, me ha dado. Y por último, representa para mi una bocanada de esperanza que quiero llevar a México. Esperanza en que, de la mano de Dios y de la Guadalupana, podemos construir una sociedad más digna para todos.

¿Cómo percibe el ambiente de la Iglesia al iniciar el cónclave?

Ambiente de expectación general. Me parece que es notoriamente relevante lo que estará pasando aquí, en estos días, para cristianos, católicos y para todos los hombres de buena voluntad del mundo. los últimos, a quienes tanto amo Jesucristo y, siguiendo sus pasos, el Papa Francisco.

Ambiente de emoción.  Los sentimientos están a flor de piel. En un sentido y en otro. Sentimientos que conducen a la oración, a la reflexión, a la especulación, al debate, a las apuestas -cosa que no me gusta nada- y a la comunicación de cada detalle de lo que acontece aquí, y a la espera de su conclusión.

Ambiente de esperanza. No en vano estamos en el Jubileo «Peregrinos de la Esperanza», convocado por Francisco. Y para un mundo tan sistólico, incierto y convulso, la humanidad entera requiere esperanza, no optimismo, sino esperanza, esa virtud teologal capaz de hacer avanzar la fe y la caridad.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *