Centro Católico Multimedial.- No podía haber peor panorama para el inicio de curso 2023-2024. Una gran polémica envuelta de escándalo que activa cualquier recurso legal para impedir que los millones de niños tengan en sus manos, los ejemplares que se consideran ideológicos y serviles al Estado.
La polémica es de sobre conocida. Según una opinión de la organización México Evalúa, publicada el 14 de agosto, en los libros se encuentran diez aspectos críticos destacando el desconocimiento de planes y programas de estudios, la reducción sistemática del pensamiento lógico-matemático, errores conceptuales y de organización, la opacidad, la carencia de capacitación suficiente a los maestros y la predominancia de reflexiones ideológicas y políticas contra las orientaciones didácticas.
Los libros de texto gratuito ya han reprobado antes de comenzar clases. Los Estados donde gobierna la oposición rechazan su distribución, líderes de partidos políticos proclaman su muerte e, incluso, comunidades indígenas los echan a la hoguera. Los hacedores de este problema tienen nombre y apellidos. Han jurado dar su misma vida por una causa que es ilegal; sin embargo, toda esta situación debe entenderse también por el desmantelamiento de las instituciones y de la ineficacia que cuesta millones y millones de pesos.
La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito -CONALITEG- es el organismo de la autoridad educativa creado para la edición de materiales y cumplir con el derecho constitucional de ejemplares como herramientas del aprendizaje. Después de la contrarreforma educativa, el presupuesto de CONALITEG se incrementó en un 245 por ciento, pasando de 3 mil 63 millones de pesos a 7 mil 513 millones.
Pero en este cambio de la política basada en el no robar y no mentir, la cuatroté benefició a dos editoriales con multimillonarios contratos. El objetivo era también hacer eficientes las entregas y elaborar libros de calidad. Sin embargo, la opacidad fue el instrumento para ocultar las licitaciones y la identidad de los elegidos con estos magnánimos contratos.
CONALITEG tiene otro pecado. Su ineficacia. Aunque se ha dicho que se han distribuido mas de 152 millones de ejemplares a los estudiantes, se ha difundido que, para el curso escolar que inicia, sólo se alcanzó la meta de 115 millones 616 mil 710 textos. Existe un faltante, según las metas de gobierno, de más de 42 millones de libros. A esto se suma que, en ciclos anteriores, CONALITEG no cumplió con la distribución de libros y, en las aulas, no fueron pocas las quejas de los maestros y alumnos por no contar con sus materiales educativos completos. En el ciclo 2021-2022, la SEP y la CONALITEG no entregaron más de 9 millones de libros y en 2018, el 56, 9 por ciento de las escuelas tuvieron paquetes completos.
Al iniciar el ciclo escolar, los obispos de Iglesia católica han mostrado su opinión en torno al tema externando su preocupación. Entre ellos, Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, manifiesta que las actuales polémicas y el marcado sesgo ideológico de la Nueva Escuela Mexicana agudizan la emergencia educativa para acentuar un colonialismo ideológico.
No obstante, de todo lo anterior, hay nombres y apellidos. Los responsables deben responder por el estado en el que nos encontramos, una incertidumbre total que abrirá brechas educativas más profundas. En el SEP y en la CONALITEG se dan esas señales. Ideológicas, costosas e ineficientes.