En el marco del segundo domingo de Cuaresma, la última misa de Andrés Vargas Peña, obispo emérito de Xochimilco, a unos días de la entrega del báculo pastoral a su sucesor, Juan María Huerta Muro, quien tomará posesión de la cátedra episcopal el miércoles 19 de marzo
Acompañado de quien fue su promotor al episcopado, el cardenal Norberto Rivera Carrera, Vargas Peña recordó cómo hace 14 años llegó a la arquidiócesis de México como obispo auxiliar en la VIII vicaría de pastoral.
“Para mí, es signo de la cercanía de nuestro Dios”, dijo al obispo emérito al reconocer al arzobispo emérito de México como testigo de las diversas etapas de la vida de la diócesis de Xochimilco.
Después de reflexionar sobre la Palabra de Dios propia del domingo de la transfiguración, Andrés Vargas Peña dedicó un sentido agradecimiento por el ministerio episcopal en Xochimilco. “Dios me concede la gracia para seguirlo escuchando”, afirmó invitando a todos a caminar con Cristo.
Vargas Peña reconoció que en la diócesis de Xochimilco hay muchos proyectos, pero sólo se podrán realizar a través de la escucha de Cristo, especialmente el crecimiento de las vocaciones, desde sacerdotes, vida consagrada y de los diferentes ministerios.
Agradeciendo a todos los presentes, la conclusión de la homilía fue con unas sencillas palabras: “Yo no digo adiós, sino aquí nos seguimos mirando”.
Al término de la celebración, Vargas Peña, visiblemente emocionado, recibió el reconocimiento del rector de catedral, Pbro. Marcos Hernández Rodríguez, “no alcanzarían las palabras, don Andrés, para describir su paso entre nosotros, muchos lo ven como un obispo cercano, fraterno, su ministerio ha pasado por las innumerables visitas a las parroquias de este territorio, los sacramentos impartidos, las visiones pastorales y la compañía fraterna, con los sacerdotes que le ayudamos a apacentar esta Iglesia particular. Tampoco dejamos pasar las horas oscuras, las confrontaciones, las terquedades, los momentos difíciles que como pastor ha enfrentado en estas mismas instancias. Todas estas experiencias han marcado su corazón de hombre y pastor.”
“Monseñor, ha llegado la hora… No es el fin. Es otro modo de seguir, es otra forma de estar presente y de ayudar a la Iglesia que siempre necesita la voz de sus pastores,,, en su sencillez, usted sabe lo que Dios le pide al dejar esta sede y seguir esta peregrinación… Que su vida sea larga y su presencia sea provechosa en medio de nosotros… Siéntase satisfecho por lo que hizo, don Andrés, porque el Señor es el único que le dará la corona merecida