Alfie. Acabe como acabe, Alfie, Thomas y Kate ya han ganado

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Aún no sabemos cómo acabará la saga de Alfie Evans. Tal vez tenga un final feliz; o tal vez acabe en tragedia. Pero algunas cosas podemos ya decirlas y verlas. La primera: Alfie, Thomas y Kate han ganado. Y los médicos del Hospital Alder Hey han perdido, confirmando lo que antes era sospecha y se está trasformando en certeza. A saber: que en el caso del pequeño han entendido poco y se han equivocado mucho. Según los médicos, una vez quitado el soporte vital Alfie debería haber muerto al poco tiempo. Trece horas después sigue vivo. Los médicos están «gobsmacked», ha dicho Thomas, ante el hecho que aún siga vivo y esté respirando. «Alucinados».

Por lo tanto, y parece que todos lo tenemos claro, han intentado matarlo: era la intención del juez Hayden, que esperamos –pero no confiamos en ello demasiado– reciba la recompensa que merece por su extraordinaria tozudez en querer negar los derechos primordiales naturales a los padres y al hijo– y la del Hospital Alder Hey. Y si por una parte podemos entender al hospital -si Alfie llegara a Italia y mejorara, bueno, esto constituiría una clara demostración de la incapacidad del hospital y del National Health Service-, al juez realmente no lo comprendemos. Faltan elementos. Ciertamente, ser considerados incapaces es algo que les quemaría aún más por dentro porque este juicio vendría del sur de Europa, de Italia, país al que los anglosajones, y no solo, miran con un racismo y con unos prejuicios que toda su corrección política no consigue disfrazar mínimamente.

Acabe como acabe, que Alfie viva o muera -Dios no lo quiera-, ha demostrado que todos lo que se han puesto de su parte tenían razón; y que tal vez, si en lugar de poner en marcha esta absurda batalla que no sé definir si es más orwelliana o más kafkiana, se hubieran dedicado más esfuerzos a ayudarlo, las posibilidades hubieran sido mayores.

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Nunca ha sido un problema de ideologías, radicalismos religiosos o ideológicos, sino de defensa pura y simple de los derechos naturales. Derechos que, extrañamente, son atacados por el partido de los verdugos, al que se han incorporado recientemente -esta misma mañana incluso-, algunas figuras de comentadoras preocupadas y filosóficas. Que, obviamente, no tienen hijos.

¿Puedo decir algo? Todo el mundo tiene el derecho a pontificar sobre lo que le dé la gana; pero ver a gente que no ha tenido hijos, que no sabe qué significa tenerlos, no de manera ideal, sino de forma real, en las noches sin dormir, en las ansiedades, en las alegrías, y que desde un bonito púlpito se dedica a argumentar con sabiduría y brillantez, me provoca urticaria. Me trae a la memoria el recuerdo de una amiga inglesa que se lamentaba, durante el parto, del dolor de las contracciones y que fue reprendida por la religiosa que la acompañaba. «You try, bloody virgin!», le respondió. «Prueba tú, ¡maldita virgen!». Esto es lo que me gustaría decir. Y me gustaría que los estériles de turno hicieran lo que hizo la religiosa en cuestión: callarse.

(Artículo de Marco Tosatti publicado en el blog Stilum Curiae. Traducción de Helena Faccia Serrano para InfoVaticana)

Comentarios
1 comentarios en “Alfie. Acabe como acabe, Alfie, Thomas y Kate ya han ganado
  1. Sigo diciendo que los médicos ingleses son unos incompetentes de tomo y lomo.
    Y sigo diciendo que si Dios no lo remedia, en el Infierno va a haber overbooking y Satanás se va a poner morado trinchando pinchos morunos.

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