Hemos celebrado el 20 aniversario del fallecimiento de San Juan Pablo II y ayer vimos como la misa prevista en el altar de la cátedra se tuvo que trasladar a la nace central para acoger a enorme cantidad de fieles que se acercaron. Un gozo el poder ver que la basílica vuelve a sus buenos tiempos, embajadores, políticos, sacerdotes, obispos, cardenales y muchos fieles. El jubileo no va y ya estamos en abril, hay muy poca gente y los controles de acceso se pasan en pocos minutos. Los negocios de la zona se lamentan de que hay menos turistas que el año pasado.
El primer cardenal en llegar puntual a la basílica fue el anciano cardenal Camillo Ruini , encorvado y en silla de ruedas, junto a él estaba otro antiguo colaborador Angelo Comastri. El primer ministro Meloni asistió a la celebración visiblemente emocionada y recibiendo la comunión. Es de agradecer que empecemos a ver a políticos que no se avergüenzan de su fe y poco antes de la ceremonia se acercó a saludar personalmente a Ruini, una sonrisa, un apretón de manos y dos palabras. Hemos visto al histórico mayordomo Angelo Gugel y Alberto Gasbarri, que durante veinte años organizó todos los viajes alrededor del mundo
Dziwisz recordó al cardenal Ratzinger: «Creemos firmemente que ahora nos mira desde arriba, apoyado por toda la Iglesia en su peregrinación hacia la eternidad». Agradeció a la «Primera Ministra Giorgia»: «Ella vino aquí con una delegación del gobierno de la República Italiana». Al final de la celebración, los cardenales y Giorgia Meloni se trasladaron ante la tumba de Juan Pablo II para una oración presidida por el cardenal Reina.
En la Plaza de San Pedro, por la noche, de la que ha desaparecido, más bien se ha extinguido, el rosario diario por la salud del Papa Francisco, hemos celebrado la vigilia de oración. Se ha leído un fragmento del discurso pronunciado por Juan Pablo II en la JMJ de Toronto de 2002. Presente el coro “Gaudium Poloniae” de la iglesia polaca de San Estanislao en Roma, donde en los últimos días han tenido lugar varios encuentros dedicados a Karol Wojtyla. El martes, en vísperas del aniversario de su muerte, en la Basílica de Santa María la Mayor, la orquesta y el coro de la Filarmónica de Cracovia interpretaron el solemne “Credo” de Krzysztof Penderecki.
Entrevista a “Don Stanislao”, la sombra de Karol Wojtyla durante casi cuatro décadas, el más fiel secretario de Juan Pablo II, presente en Roma estos días. «Aquella tarde velamos junto al Papa en los últimos momentos de su vida terrena. Lo acompañamos con nuestra oración y nuestro corazón. Permaneció consciente todo el tiempo, hasta las últimas horas. Saludó a sus colaboradores más cercanos y les agradeció su fiel servicio en los casi veintisiete años de su pontificado. Más bien fuimos nosotros quienes lo dejamos conmovido, con lágrimas en los ojos. Juan Pablo II sabía que no sólo los reunidos en la Plaza de San Pedro, especialmente los jóvenes, sino toda la Iglesia lloraba por él. Dejó este mundo orando en paz. Al exhalar su último suspiro, al contemplar su rostro quieto pero sereno, nos conmovimos profundamente y dimos gracias a Dios por el don que este hombre ha dado a la Iglesia y al mundo. Inmediatamente después de su fallecimiento cantamos el himno Te Deum Laudamus. Hace apenas unos días me tocó releer el testamento de Juan Pablo II. Su primer testamento data de marzo de 1979, es decir, de los primeros meses de su pontificado. Ya entonces el Papa pensaba en la muerte. En aquel momento escribió en polaco: «Velad, porque no sabéis cuándo vendrá vuestro Señor [cf. Mateo 24,42], estas palabras me recuerdan la última llamada que llegará cuando el Señor quiera. Quiero seguirlo y que todo lo que constituye mi vida terrenal me prepare para ese momento. No sé cuándo llegará. Os doy las gracias a todos y os pido perdón. También os pido que oréis para que la misericordia de Dios sea mayor que mi debilidad e indignidad».
Tenemos libro «El proceso de Becciu» que se lanzará en las librerías el viernes 11 de abril de 2025 . Se define como «Un análisis crítico del juicio espectáculo más absurdo de la historia, el juicio del Vaticano que acusó y condenó al cardenal Becciu, una abominación jurídica e institucional». Los autores son Geraldina Boni es profesora titular de Derecho Canónico y Eclesiástico en la Universidad de Bolonia, consultora del Dicasterio para los Textos Legislativos y Presidenta de la Comisión Interministerial para los Acuerdos con las Confesiones Religiosas y para la Libertad Religiosa. Dirige la revista interdisciplinar Archivio legale Filippo Serafini . Manuel Ganarin es profesor asociado de Derecho Canónico y Eclesiástico en la Universidad de Bolonia, autor de publicaciones de interés principalmente canónico. Es coordinador editorial de la revista interdisciplinaria Archivio legale Filippo Serafini . Alberto Tomer es investigador titular en Derecho Canónico y Eclesiástico en la Universidad de Bolonia. Autor ya de dos obras monográficas y de numerosas contribuciones publicadas en los más prestigiosos foros científicos, es miembro de las principales asociaciones académicas del sector. El “proceso Becciu” no sólo es uno de los casos judiciales más complejos y controvertidos que haya afrontado jamás el Vaticano. Se trata también de un caso simbólico que plantea profundos interrogantes sobre la estabilidad del Estado de la Ciudad del Vaticano como sistema jurídico, como actor internacional y como foro de confianza en las relaciones económicas. «El «proceso Becciu». Un análisis crítico es por tanto más que un libro de comentarios jurídicos. Es una reflexión cívica, profunda, escrita con rigor, incluso con pasión».
Otro cardenal elector es Kevin Joseph Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, Presidente de la Comisión de Asuntos Reservados, Presidente del Comité de Inversiones, nació el 2 de septiembre de 1947 en Dublín, Irlanda. Ingresó en la congregación de los Legionarios de Cristo en 1966 y fue ordenado sacerdote el 24 de diciembre de 1978 por el cardenal Eduardo Francisco Pironio. Capellán del Movimiento Regnum Christi en la Universidad de Monterrey, México, en 1983 realizó el servicio pastoral en la parroquia de San Bartolomeo en Bethesda (Washington), en los Estados Unidos de América. Nombrado por Juan Pablo II auxiliar de Washington, recibiendo la ordenación episcopal el 11 de febrero de 2002 del cardenal McCarrick. El 6 de marzo de 2007, Benedicto XVI lo llamó a dirigir la diócesis de Dallas. Farrell, a pesar de su prolongada proximidad a McCarrick, siempre ha mantenido que desconocía los abusos sexuales cometidos por el ex cardenal. Apoya dar la Sagrada Comunión a las personas divorciadas y vueltas a casar y es un ferviente promotor de la sinodalidad. Cree que las mujeres “necesitan tener voz y voto” en la Iglesia y tiene una actitud marcadamente ‘normalizadora’ hacia las personas que practican la homosexualidad. Tampoco se opone a la participación de simpatizantes LGBT en eventos de la Iglesia. Farrell elogió públicamente el libro de 2017 del Padre James Martin sobre la construcción de puentes con la comunidad LGBT.
Los obispos de Francia, reunidos en en Lourdes, han elegido al cardenal Jean-Marc Aveline , arzobispo de Marsella, como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF). El cardenal Aveline sucederá a Mons. Éric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims, asumirá oficialmente su cargo el 1 de julio.
Un parque turístico valorado en más de 300 millones de euros se construirá en 2029 en el sitio del Bautismo-Al Maghtas, en Jordania, el lugar en el que Juan Bautista bautizó a Jesús en las aguas del Jordán. Reconocido oficialmente por el Vaticano como sitio sagrado en 2020, después de décadas de investigación arqueológica. El pasado 10 de enero se inauguró la primera iglesia latina de la zona. El proyecto definitivo, que abarca una superficie total de aproximadamente 50 hectáreas: «Las construcciones comenzarán en 2027, mientras que el plazo para concluir las obras de infraestructura es de 24 meses».
La Misa de todos los tiempos es el título con el que llega a la gran pantalla, la Misa de los siglos es una trilogía que cuenta qué es la liturgia tradicional, por qué ha cambiado y sobre todo por qué nunca ha desaparecido, es más, manifiesta un impulso misionero que la convierte en una herramienta eficaz para la nueva evangelización. «La primera parte es la presentación de la Santa Misa; el segundo episodio retoma lo que ocurrió en los años del Vaticano II, por tanto una comparación con la nueva Misa; finalmente el tercero da testimonio de los beneficios que acompañan la difusión de la Misa tradicional en el mundo».
El cardenal argentino Jorge Bergoglio, ahora Papa Francisco, exaltó al Papa Juan Pablo II en su homilía del 4 de abril de 2005, dos días después de su muerte. «Recordamos a un gran maestro de la coherencia», «Juan Pablo II fue sencillamente coherente, nunca engañó, nunca mintió, nunca eludió sus responsabilidades». «Juan Pablo II se comunicaba con su pueblo con la coherencia de un hombre de Dios, con la coherencia de quien pasaba largas horas cada mañana en adoración». «Este hombre, guiado por una integridad pura, se ensució las manos salvándonos de una masacre fratricida; este hombre coherente abrazó con alegría a los niños porque creía en la ternura. Este hombre coherente se dirigía a menudo a las personas sin hogar de la Piazza Risorgimento para hablar con ellas y ofrecerles nuevas condiciones de vida. Y, una vez recuperado del intento de asesinato, pidió permiso para ir a la cárcel a hablar con el hombre que había intentado matarlo».
«¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?»
Buena lectura.
Juan Pablo II es una elocuente expresión de cómo la Religión ha traicionado y matado el Evangelio. (Amigo censor, suprime pero tras haber leído, supongo)+
Es clara la contraposición que hace el articulista entre el papa Juan Pablo II y el papa Francisco y todas las comparaciones son odiosas, incluida esta. Yo me remitiría, ya que de recordar se trata, a uno de los mayores escándalos liderados por el papa polaco. Como consta por testimonio del cardenal Dziwisz, secretario y amigo durante muchos años de Juan Pablo II, este vivía enterado de todo lo que estaba ocurriendo en la Iglesia, contaminada a nivel clerical por la peste de la pederastia. Pues bien, sabiendo perfectamente de quién se trataba, proclamó a MARCIAL MACIEL como guía de la juventud. Este borrón, manchón, este baldón es tan importante que pone en tela de juicio no solo la canonización de Juan Pablo II sino buena parte de sus actuaciones como pontífice de la Iglesia Católica, a la que hizo retroceder por lo menos unos doscientos años, como señaló en su momento el Cardenal Martini.
«Juan Pablo II fue sencillamente coherente, nunca engañó, nunca mintió, nunca eludió sus responsabilidades» – Magnífico, ojalá fuese el modelo para los que nos gobiernan en la Iglesia. No parece…
Juan Pablo II fue un papa fundamentalmente falso: engañó, mintió y eludió sus responsabilidades.