Hoy es un día de archivos y de misterios vaticanos. La nueva cultura de internet está cambiando la memoria histórica colectiva. Hoy nos sentamos ante una computadora y podemos acceder a un mundo de información que hace pocos años era impensable. La utilización masiva de los nuevos medios ha sido tan rápida que todavía no somos conscientes de como influirá en la sociedad y en la historia. Basta teclear unas palabras en el rincón más remoto del planeta y un torrente de información entra en nuestra pantalla.
Se nos habla de que se abrirán los archivos del pontificado de Pio XII, son 20 años de un mundo en cambio que sin duda aportará certezas sobre momentos muy discutidos de la función del papado en tiempos que nos parecen tan lejanos. El Vaticano es uno de los sitios en lo que se acostumbra a dejar todo por escrito. La cultura de la desconfianza que ha reinado, y hoy lo hace como nunca, es propensa a cubrirse las espaldas.
Es muy frecuente en los archivos del Vaticano que nos encontremos con tanta información que es complicado incluso su catalogación. De las más mínima carta podemos encontrar todas las versiones que han dado lugar al texto definitivo. A pesar de las preocupantes palabras de Mars, el cardenal, sobre la destrucción de pruebas somos conscientes que lo más posible es que siempre se peca mucho mas de lo contrario y cuando alguien ordena destruir algo siempre existe la posibilidad de que alguien se quede con una copia, por si acaso.
Son muy antiguas las fugas de documentos que llenan, y llenarán, miles de páginas de la historia Vaticana. La prensa de hoy abre con grandes titulares la apertura de la etapa de Pio XII y nos recuerda de la iglesia no tiene miedo a la historia.
Casos como el Emanuela Orlandi nos recuerdan machaconamente que algo de miedo si parece haber y se prefiere el silencio, la negación, o la destrucción de pruebas, antes que colaborar con la justicia para esclarecer delitos que siguen haciéndose presentes periódicamente. No es muy convincente creer en la continuas predicaciones de tolerancias y transparencias cuando los hecho son otros. Se ha agotado el diccionario y , por ahora, obras , lo que se dice obras, las tenemos muy escasas. Hasta el prometido Motu Proprio se retrasa. Ahora estamos con el capítulo de la tumba de Teutónico que sigue golpeando en el caso Orlandi. Los fantasmas siguen vivos.
El Papa Francisco nos ofrece la introducción a un libro sobre las virtudes del vino. Terminamos con los conocidos versos de nuestro Gonzalo de Berceo. Siempre un vaso de vino, y si es bueno mejor, nos ayuda a sobrellevar la situación, estén los archivos abiertos, cerrados, o desaparecidos.
Quiero fer una prosa en román paladino.
en qual suele el pueblo fablar a su vecino.
ca non so tan letrado por fer otro latino,
bien valdrá, como creo. Un vaso de bon vino.
«Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
«Forse Emanuela è lì». Appello della famiglia Orlandi per riaprire quella tomba
Caso Orlandi: “Aprite quella tomba”. Il Vaticano valuta
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Orlandi, il giallo infinito «Aprite quella tomba». Il Vaticano: «Valutiamo»
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No confío mucho en lo que pueda ocurrir en el Vaticano. No obstante, si ésto sucediera -y espero que no sea así- espero una reacción y no el silencio al que ya estamos acostumbrados.
Frederic Martel, el autor del libro-panfleto Sodoma, ha publicado en su Twitter que el Papa anunciará el 5 de abril un reconocimiento a las uniones homosexuales. Como ésto sea cierto, espero que los que ahora callan empiecen a moverse. Lo que le faltaría a la Iglesia.