Otra entrevista, ya notábamos la ausencia, hacía demasiados días que no contábamos con una de las habituales emanaciones concedidas por el Papa Francisco. Esta es a la radio y televisión suiza en lengua italiana, dedicada a los diez años de su pontificado, estará disponible en su totalidad el domingo por la noche con temas como: guerra, salud, Europa, Roma y Argentina.
Estas intervenciones del Papa Francisco recuerdan a los grandes monumentos que vemos en las basílicas romanas mandados construir en vida por los pontífices reinantes para ser recordados después de muertos. Hoy se conservan por su valor artístico y el nombre del promotor ha sido olvidado, de las muchas entrevistas no quedará nada, valor literario no tienen, son repetitivas hasta la saciedad y con un autobombo insufrible. La entrevista cascada de hoy que sigue los patrones de las muchas anteriores y no provoca ningún interés. Cada vez se conceden a canales más locales, irrelevantes y de escasa audiencia, con un ‘rebote’ mínimo en los grandes medios.
El Papa Francisco vuelve a hablar de la hipótesis de su dimisión. «Soy viejo. Tengo menos resistencia física, la rodilla fue una humillación física, aunque ahora está sanando bien». «Un cansancio que no te hace ver las cosas con claridad. La falta de claridad, de saber evaluar las situaciones». «Hasta el problema físico, puede ser. Siempre pregunto sobre esto y sigo los consejos. ¿Cómo van las cosas? Te parece que le debo… a la gente que me conoce, incluso a algunos cardenales inteligentes. Y me dicen la verdad: anda, está bien. Pero por favor: grita a tiempo».
Aborda el tema del conflicto en Ucrania: «En poco más de cien años ha habido tres guerras mundiales: ’14-’18, ’39-’45 y esta, que es una guerra mundial . Comenzó en partes y ahora nadie puede decir que es global. Las grandes potencias están enredadas. El campo de batalla es Ucrania. Todo el mundo está luchando allí. Esto sugiere la industria de armas, la prueba de otras nuevas». Sobre una posible mediación con Putin: «Le hablaría tan claro como hablo en público. Es un hombre culto. El segundo día de la guerra, fui a la embajada rusa ante la Santa Sede para decir que estaba dispuesto a ir a Moscú con la condición de que Putin me dejara una ventana para negociar. Lavrov me escribió agradeciendo, pero no es el momento. Putin sabe que estoy disponible. Pero allí hay intereses imperiales, no sólo del imperio ruso, sino de otros imperios. Es propio del imperio poner a las naciones en segundo lugar».
Vuelve a explicar por qué eligió quedarse en Santa Marta: «Dos días después de la elección fui a tomar posesión del palacio apostólico. No es tan lujoso. Está bien hecho, pero es enorme. La sensación que tuve fue como un embudo invertido. Psicológicamente no lo soporto. De casualidad pasé por delante de la habitación. Y dije: «Aquí me quedo». Es un hotel, viene gente de todas partes. Y sobre el funeral de Benedicto XVI admite los «temas críticos»: «¿Por qué los funerales sobrios? Los maestros de ceremonias se habían «quebrado la cabeza» para hacer el funeral de un Papa no reinante. Era difícil marcar la diferencia. Ahora dije estudiar la ceremonia para los funerales de los futuros Papas, todos ellos. Se están simplificando un poco'». Vuelve sobre lo tópicos ya conocidos de los cotorreos, que son «una plaga» y que «la realidad se ve mejor desde los extremos que desde el centro”.
El tema que hoy se come las noticias del Vaticano es la última sesión del proceso Becciu que entre tantas idas y venidas es complicado no perderse, estamos en la audiencia 50, y como era previsible, más animada que de costumbre. El Promotor de Justicia, Alessandro Diddi, reveló que había tenido una conversación con la «autoridad suprema», el Papa Francisco, quien le entregó las cartas intercambiadas con el cardenal Becciu que fueron leídas íntegramente. Las defensas de los acusados se opusieron a la admisión de los documentos, argumentando que «la autoridad soberana no puede entrar en el proceso», pero Pignatone, admitió en los documentos.
Intentamos contar por orden las cosas y tenemos una carta del 24 de julio de 2021, la misma fecha en la que se grabó la llamada telefónica con el Pontífice, en la que Becciu pide al Papa Francisco que firmara dos declaraciones en las que quedaba claro que era el Papa Francisco el que daba las órdenes y Becciu que ejecutaba: “Debería citarlo como testigo en el proceso, pero nunca me permitiría hacerlo, sin embargo, necesito dos declaraciones suyas para confirmar cómo se produjeron los hechos (ver Anexos)”. “Sobre el tema de la liberación de la monja colombiana, me siento atado al Secreto de Estado por razones de seguridad internacional, pero usted me dice si debo considerarlo como tal o si me libera y me deja en libertad de responder cualquier pregunta que se me haga en la corte».
Becciu le pide al Papa Francisco que firme: «Declaro que S. E. Monseñor Angelo Becciu, entonces Sustituto de la Secretaría de Estado, fue autorizado por mí para proceder a la liberación de Sor Goria Narváez Argoti, de nacionalidad colombiana. A tal fin, se le autorizó a viajar a Londres para contactar con una agencia de corretaje especializada. Declaro haber aprobado la suma necesaria para pagar a los intermediarios y la fijada para el rescate. Para toda la operación solicité absoluta confidencialidad y secreto y cuando S.E. Monseñor Pena Parra asumió el cargo de Suplente, le informé y autoricé a seguir el procedimiento”.
Sobre la “Oferta del Palacio de Londres”, el Papa tenía que firmar “que en junio de 2020 el Cardenal Angelo Becciu vino a mí para informarme de una propuesta, recibida del Excmo. Giancarlo Innocenzi Botti, relativo a la Inmobiliaria ubicada en Londres. Considerando interesante la propuesta, pedí al cardenal que la remitiera al Rev. Padre Guerrero Alves, Prefecto de la Spe, ya S.E. Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, para las apreciaciones de su respectiva competencia, remitiéndose a su juicio».
El Papa responde secamente, es una redacción preparada que no parece suya, se niega a firmar las dos peticiones de un Becciu amenazante. Contesta el 26 de julio de 2021, en vísperas del inicio del juicio, en donde explica que en una carta anterior del 21 de julio esperaba «haber aclarado mi posición negativa sobre las declaraciones que pretende hacer». El Papa Francisco afirma que «evidentemente me malinterpretaron, en particular, en cuanto a la oposición al vínculo del secreto, reitero que la encomienda de dinero a un intermediario, por los aspectos opacos que surgieron según la tesis acusatoria, no puede ser amparada por un Secreto de Estado, por razones de seguridad, ni susceptibles de la fijación del secreto pontificio».
Sobre las sumas de dinero enviadas por la Secretaría de Estado a la Marogna, el Papa Francisco se refiere a ellas como «asignaciones improvisadas e imprudentes de recursos financieros, desviadas de los fines típicos y destinadas, según las acusaciones, a satisfacer inclinaciones personales voluptuosas. En este contexto comprenderéis bien cómo no es posible poner ningún secreto pontificio».
A la lectura de la correspondencia con la autoridad suprema sigue la declaración del comandante de la Gendarmería, Gianluca Gauzzi Broccoletti, quien confirmó lo que dijo el 14 de octubre: “Esa noche del 3 de octubre, no nos preguntó cuál era el comportamiento de la mujer. Simplemente, estaba preocupado de que su nombre no apareciera». El cardenal Becciu, al final de la audiencia, hizo unas declaraciones espontáneas en las que se declaró: “Después de las declaraciones del Comandante Gianluca Gauzzi quedo muy perplejo. Amargado. Pero con la serenidad que da la conciencia de decir la verdad, reafirmo enérgicamente lo que dije en mi declaración espontánea, luego del primer testimonio del Comisionado De Santis, en la audiencia del 12 de octubre de 2022. El Comandante Gauzzi me dijo que mantuviera la reunión. que tuvo lugar en mi apartamento, me dijo que me habían estafado y que no era justo que yo me hiciera cargo yo mismo de pagar los gastos personales de la señora Marogna. Era el 3 de octubre de 2020. Así fueron las cosas”.
“Me entristeció escuchar la historia del Comandante Gauzzi al tiempo que entendía su dificultad para contradecir a su colaborador y la necesidad de protegerse a sí mismo también. Decir que esa entrevista tenía que ser confidencial y hablar de la investigación es una actividad que, entiendo, no se puede admitir. Estoy seguro de que el Tribunal también podrá apreciar estas perspectivas cuando tenga que verificar cómo transcurrieron los hechos y quién reconstruyó la verdad. Después de lo que dijo hoy el Comandante en esta sala, debo reconocer, con gran pesar mío, que me decepcionó y quebrantó mi confianza en él, también porque creo que el coraje de la verdad debe pertenecer a quien está llamado a liderar un cuerpo tan prestigioso como el de la gendarmería, donde brilla el lema Fides et Virtus, entre las que sobresalen las virtudes del amor a la Verdad, cueste lo que cueste”. “Sin embargo, incluso en mi sufrimiento, no le guardaré rencor. Es una herida nueva que se suma a las muchas recibidas en esta Cámara. Mi misión sacerdotal me lleva a comprender las debilidades de los demás, y a perdonar siempre, incluso a quienes nos hieren a sabiendas. La cruz que cuelga en esa pared es una advertencia continua para mí y para cualquiera que crea aquí».
La próxima audiencia está programada para el 16 de marzo, cuando entrará el amigo Edgar, sustituto de la Secretaría de Estado. Todo un culebrón digno de los peores tiempos de la historia del Estado Pontificio. Becciu está ya condenado y los demás serán sus cómplices, los hechos importan muy poco, la autoridad suprema ha decidido y al tribunal sólo le queda vestir de justicia la sentencia.
Terminamos con un interesante artículo que compara la actuación del Papa Francisco en su Argentina natal y en Italia siguiendo la máxima peronista: “Al amigo, todo”. El número de sacerdotes en Argentina es muy bajo en proporción a su población, está mucho peor que los países europeos, las vocaciones no van mejor, pero el Papa Francisco está creando uno de los más abundantes y mediocres, y somos muy generosos, episcopados del mundo. En Oran, la diócesis de la que el amigo Zanchetta sigue siendo emérito, encarcelado, pero emérito, cuenta ahora con un auxiliar. Oran tiene poco más de 350.000 habitantes, con 25 sacerdotes diocesanos y 13 religiosos y 27 parroquias. Los religiosos son 17 y las religiosas 55 y ahora tiene tres obispos: titular, emérito y auxiliar.
En Italia no entienden que el Papa Francisco actúe con esta exuberancia episcopal en su Argentina y se dedique a ‘acorpar’ sedes milenarias «uniéndolas en persona del obispo». Da la impresión de que para el Papa Francisco las necesidades de los fieles no cuentan y prevalece ‘el sentimiento’, con un marcado gusto por «perturbar» las comunidades, más que de crear unidad. El titular de Oran, que ha jugado un papel de total apoyo a Zanchetta, es muy amigo del Papa Francisco y está muy tranquilo. El Papa Francisco actúa creyendo la tesis de una conspiración de seminaristas y sacerdotes y ha protegido siempre a Zanchetta. En 2017, lo hizo venir al Vaticano y creó un oficio ad hoc para el amigo, este sí, con derecho a vivienda gratis.
El viernes 17 y el sábado 18 de marzo se celebran en todo el mundo las 24 horas para el Señor y el Papa Francisco presidirá la celebración en la parroquia de Santa Maria delle Grazie al Trionfale.
No van muy bien las cosas en el hospital del Padre Pío, para ser más precisos, el hospital robado al Padre Pío, hoy titularidad del Banco del Vaticano. Anuncia ajustes, pero que no habrá despidos, si no un uso «inteligente» de la rotación entre jubilaciones y nuevas contrataciones. “La reducción de personal, que acercará la plantilla a los estándares regionales, se producirá de forma totalmente natural y paulatina, gracias a las jubilaciones previstas en los próximos años, que garantizarán una importante reducción de costes y la contratación simultánea, en su caso, de nuevos perfiles”. Las jubilaciones previstas para los próximos años garantizarán una importante reducción de costes de en torno a 5 millones de euros al año. Se reducirá el número de camas de 715 a 620.
No suele ser una persona muy conocida, pero es importante para la seguridad del Vaticano. La policía italiana tiene, en plaza Citta Leonina, un inspectorato que controla la plaza de San Pedro, territorio soberano del Vaticano, pero abierto, y los alrededores de los muros exteriores del estado pontificio. Cambia el titular, ahora será Antonino Messineo, y viene de dirigir la Jefatura de Policía de la provincia de Caserta, junto a Nápoles, y ha trabajado en el departamento de investigación antimafia de la Camorra y la ‘Ndrangheta, una especialización imprescindible y muy útil en estas latitudes, bien lo sabe el gobierno italiano.
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Buena lectura.